Foto: CNN Renzo Huamanchumo Castillo, ciudadano peruano-estadounidense, salió en libertad el 18 de julio de 2025 tras diez meses de cautiverio en Venezuela. Las autoridades chavistas lo acusaron, sin pruebas, de participar en un supuesto plan para asesinar a Nicolás Maduro. Esta semana, en medios peruanos, relató las condiciones extremas que padeció en la cárcel Rodeo I y advierte: “Ya no soy la misma persona”. El 22 de septiembre de 2024, Renzo llegó a Venezuela solo para conocer a la familia de su pareja, Carolina Chirinos Zambrano. Viajaba en mototaxi junto al colombiano David Misse; Carolina y su amiga Raymar Pérez iban en otro vehículo. En un punto de control de Peracal, estado Táchira, funcionarios de la GNB los interceptaron. “Nos bajaron de los carros, nos pusieron frente a los faros y tomaron fotos como si fuéramos trofeos de delincuentes”, cuenta Renzo a RPP y CNN. Los agentes prometieron una llamada a la familia. Nunca la permitieron. La familia supo de él un mes después, el 17 de octubre, cuando Diosdado Cabello lo exhibió en cadena nacional junto a otros 18 extranjeros como parte de la “Operación Tun Tun”, una supuesta conspiración terrorista. Celda sin baño y un hueco en el piso. En El Rodeo I, Renzo adquirió una celda de cemento sin baño. Solo un agujero en el suelo sirve para todas las necesidades. Con ese mismo hueco se bañaba cuando llegaba agua, que salía oxidada o directamente no llegaba.“Te daban un litro de agua para 24 horas. A veces ni eso. Ratones, cucarachas, arañas… todo convivía contigo”, recuerda. Narró que los golpes eran constantes. Los guardias respondían con violencia a cualquier queja. Renzo y los demás extranjeros detenidos, entre ellos el gendarme argentino Nahuel Gallo, nunca recibieron información sobre su proceso. La frase oficial era siempre la misma: “Tengan paciencia”. En diciembre, la desesperación estalló. Algunos presos rompieron las rejas de sus celdas en un intento de motín. “Ya no aguantábamos más”, dice Renzo. En esos días pensó en arrojarse de cabeza desde el segundo piso para acabar con el sufrimiento. Intercambio y secuelas El 18 de julio de 2025, Renzo salió libre en un canje entre Estados Unidos y Venezuela. A cambio, Washington entregó a varios venezolanos detenidos. “Nosotros no éramos presos políticos, éramos rehenes”, afirma. Esta semana, a cuatro meses de su liberación, aún presenta secuelas físicas y emocionales. Su pareja, Carolina Chirinos, sigue detenida en Venezuela sin perspectivas claras de salida.Renzo también denuncia que tres peruanos permanecen en Rodeo I: Ricardo Meléndez, Marco Antonio Madrid y Arturo Paredes (cuya esposa está recluida en la cárcel de mujeres La Crisálida suerte).Hace un llamado directo al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú para que intervenga en estos casos.“Tuve porque conté con la presión de Estados Unidos y Perú. concluye.




