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Monday, December 1, 2025

Dolores de crecimiento

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Habiendo dedicado la primera mitad de su mandato a una consolidación de un superávit fiscal mantenida con éxito y reivindicada electoralmente, el presidente Javier Milei considera que el principal desafío de la segunda mitad es colocar a Argentina en una senda de crecimiento sostenido con mucho a su favor: no sólo su reciente mandato electoral facilita el consenso, sino también una oposición insípida continuamente erosionada por un megajuicio por corrupción en curso, el respaldo financiero de una superpotencia con un swap de divisas de 20 mil millones de dólares en la bolsa (incluso si un paquete adicional de 20 mil millones de dólares parece haber se evaporó) y una marea ideológica regional a su favor que da todos los indicios de ser confirmado en la segunda vuelta del próximo mes al otro lado de los Andes. La primera cifra de crecimiento postelectoral que se publicó fue la cifra de crecimiento del 0,5 por ciento publicada por la oficina nacional de estadísticas del INDEC el martes pasado para el tremendamente complejo tercer trimestre preelectoral de este año, dando una tasa de crecimiento anual del cinco por ciento. El ministro de Relaciones Exteriores, Pablo Quirno, se apresuró a alardear ante el mundo exterior de que Argentina había logrado lo aparentemente imposible al crecer en medio de austeridad, pero la mayor parte de esa austeridad se impuso el año pasado, cuando la economía se contrajo un 1,7 por ciento. Además, el cálculo de ese 0,5 por ciento fue un proceso poco espontáneo. Julio fue medido en -0,1 por ciento, pero luego fue “revisado” a más 0,1 por ciento, agosto registró un crecimiento del 0,3 por ciento, que una “corrección” elevó al 0,7 por ciento y septiembre también fue positivo: Argentina evitó así caer técnicamente en una recesión, que se mide como dos trimestres negativos consecutivos. Aún no se ha demostrado que estas correcciones obedecieron a motivos políticos más que técnicos, pero por primera vez en casi una década (desde que Mauricio Macri nombró al fallecido Jorge Todesca para encabezar el INDEC al asumir el cargo a fines de 2015, mientras Marco Lavagna mantenía una continuidad loable tanto en el Frente de Todos como en las administraciones actuales), surge la sospecha de que se están manipulando las cifras. El desafío del crecimiento sostenido a través de hacer la economía real más competitiva con niveles de productividad enormemente mejorados se presenta como una cuestión de reformas estructurales en materia laboral, fiscal y de pensiones, pero hay problemas más inmediatos. En primer lugar, una política monetaria poco convincente, incapaz de acumular reservas en el Banco Central, como exigen insistentemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la mayoría de los economistas para tranquilizar a los acreedores y reducir un riesgo país todavía estancado por encima de los 600 puntos a pesar del triunfo electoral. Una políti falta, como vimos en el tercer cuarto. Esas tasas de interés evidentemente pasaron factura porque hoy hay más empresas que solicitan el equivalente argentino del Capítulo Once que en cualquier otro momento desde la crisis económica que condenó a la administración Macri en 2019. La capacidad industrial ociosa se midió en 38,9 por ciento en septiembre, apenas por encima del 39,2 por ciento de cinco septiembres anteriores, cuando la economía estaba en total bloqueo debido a la pandemia de coronavirus. Esa cifra anual de crecimiento del cinco por ciento (que recupera en parte la contracción del año pasado) es, por lo tanto, irregular en el mejor de los casos, impulsada por un auge en unos pocos sectores como la energía, la minería y la agricultura, mientras que la industria manufacturera todavía está casi un 10 por ciento por debajo de los niveles de 2023 y la construcción por encima del 20 por ciento; excedente sobre la urgente necesidad de actualizar la infraestructura. El gobierno cuenta con que la aversión al kirchnerismo tan claramente reflejada en las elecciones intermedias del mes pasado le dé un amplio consenso para sus reformas, pero su impulso podría no sólo enfrentar el obstruccionismo kirchnerista, incluso si este último tiene mayor número de parlamentarios que el resto de la oposición. Mientras el ídolo de Milei, Donald Trump, está dando un ejemplo tan estridente de proteccionismo al resto del mundo, voces tan respetadas del establishment como Paolo Rocca están pidiendo una política industrial más allá de las reformas. Cuando la política monetaria es inestable mientras la economía real está enferma, es necesario debatir. ​

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