El barrio del centro de Cartagena que lucha por no desaparecer entre el turismo masivo y los altos costos de vida.

‘Getsemaní resiste a la gentrificación con su gente’, ‘se vende: predial y servicios públicos impagables’. Estos mensajes, escritos en murales y carteles, aparecen al recorrer las calles de este tradicional barrio de Cartagena, donde convive el arte callejero, los turistas, negocios y vendedores ambulantes. Es un territorio que se ha enfrentado a la gentrificación, como explica Ibeth Sierra, integrante de la Junta de Acción Comunal (JAC) y líder de desarrollo comunitario del proyecto de repoblamiento La Resistencia. Getsemaní es uno de los atractivos más concurridos de Cartagena. En 2024, la ciudad recibió más de 780.000 turistas extranjeros no residentes. Y en 2023, llegaron 624.000 pasajeros en vuelos internacionales, un 35 por ciento más que en 2022. Para Liliana Rodríguez, presidenta ejecutiva de la Corporación de Turismo Cartagena de Indias, el barrio mantiene un valor especial tanto para locales como para visitantes. Dice que la historia de este sector, donde se gestó la libertad de Cartagena, que este 11 de noviembre conmemoró 214 años de independencia, lo convierte en un punto clave.“Getsemaní cobra mucha importancia a nivel turístico. Es un barrio donde se conservan las tradiciones. Los miles de turistas que vienen viven lo vibrante que es esta zona. También representa uno de los barrios turísticos más instagrameables de la ciudad”, afirma Rodríguez.El interés de los viajeros extranjeros está impulsado por dos factores principales: la declaración de la ciudad UNESCO en 1984 del centro histórico de Cartagena como Patrimonio Cultural de la Humanidad y la inclusión de Getsemaní en el listado de Forbes de los barrios más ‘cool’ del mundo de 2018. Sus fachadas fotogénicas, los espacios que inspiraron a Gabriel García Márquez y el ambiente festivo son algunos de los elementos que atraen a quienes llegan por primera vez. Es un barrio donde se conservan las tradiciones. Las millas de turistas que vienen buscan vivir lo vibrante que es esta zona Liliana Rodríguez, presidenta ejecutiva de la Corporación de Turismo Cartagena de Indias. A esa explicación se suma la de Florencio Enrique Ferrer, integrante de la JAC y coordinador del programa Vigías del Patrimonio del barrio. Subraya que Getsemaní tiene una ubicación estratégica, lo que lo hace especialmente atractivo para el desarrollo turístico y hotelero del centro histórico.Getsemaní, Cartagena – gentrificación.Foto:Andrea Moreno. CEET¿Qué está sucediendo?Si bien varios integrantes de la comunidad entrevistados por EL TIEMPO reconocen que el turismo no es totalmente negativo, porque les permite operar sus negocios de manera constante y tener cierta estabilidad económica, también advierten que el auge turístico ha dejado efectos indeseados.Reproducir VideoEste barrio es reconocido por sus tradiciones. Foto: Andrea Moreno. CEETUna gran parte de los getemanicenses no la está pasando bien. La turistificación ha transformado los usos del espacio, ha desplazado prácticas tradicionales y ha obligado a muchos residentes a vender sus viviendas o entregar los arriendos ante los altos costos, un fenómeno asociado a la gentrificación. a emprender en el territorio, adecuando viviendas para alquilarlas en plataformas como Airbnb. Ella misma vivió esta situación. Habitó 14 años en una casa que hoy opera como hospedaje. “Le ofrecieron una cantidad exorbitante de dinero al dueño de la casa”, recuerda. El documento ‘Diásporas y resistencias: resultados del censo de población y de vivienda en Getsemaní, 2025’, liderado por la Junta de Acción Comunal del barrio, con el apoyo del Instituto de Políticas Públicas Regional y de Gobierno (IPREG) de la Universidad de Cartagena, evidencia que el barrio cuenta hoy con 171 hogares y 448 habitantes: 240 mujeres (53,6 por ciento) y 208 hombres (46,4 por ciento).La transformación de Getsemaní es evidente y evoca una problemática: En apenas dos décadas, la población raizal se redujo más del 90 por ciento: de 5.378 habitantes registrados en 2005, solo quedan 448 en 2025, según el censo.Hemos sido gentrificados poco a poco. Primero hubo un aumento exagerado de la burbuja inmobiliaria Ibeth Sierra, integrante de la Junta de Acción Comunal y líder de desarrollo comunitario del proyecto de repoblamiento La Resistencia. de 30 años una vivienda sencilla podría costar alrededor de 40 millones de pesos; hoy, esos inmuebles superan los 2.000 millones. A esta problemática se suma la llegada de residentes provenientes de otros lugares del país y del mundo.“La llegada de población no nativa se ha acentuado durante los últimos 25 años. Desde el 2000, el 57 por ciento de estos residentes se ha asentado en el barrio”, precisa el documento. Ferrer añade que el impacto no se limita al valor de la tierra, sino que también se ha deteriorado la calidad de vida y se ha perdido parte de la convivencia que caracterizaba al barrio hace unos años. respuesta a esta situación, hace unos meses el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC) aprobó por unanimidad el Plan Especial de Salvaguardia (PES) de la Vida de Barrio de Getsemaní, lo que consolidó su entrada a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación (LRPCI).Foto:Andrea Moreno. CEETContenido¿Cómo surgió el proyecto?“Esta era una propuesta que veníamos trabajando desde hace décadas, impulsada por líderes antiguos de la comunidad. Sin embargo, en 2019, frente a los riesgos y amenazas que atravesaba el barrio, un grupo de ocho organizaciones comunitarias de Getsemaní decidió postular la vida de barrio a la LRPCI”, explica Ibeth Sierra.Cuenta que el proceso comunitario para lograr la aprobación tomó más de seis años, tiempo en el que elaboró el documento de postulación y definió qué manifestaciones debían protegerse. Fue un ejercicio participativo, con mesas de trabajo en las que la comunidad discutió qué aspectos de su vida cotidiana era fundamental salvaguardar. “Aquí no solo estamos defendiendo un conjunto de manifestaciones culturales, sino la vida cotidiana del getemanicense; la integralidad de los patrimonios; la forma de vivir en un espacio lleno de historia, de casas coloniales y de calles pintorescas”, afirma Sierra.El PES incluye medidas como: restaurar la vocación residencial del barrio; articular la gestión patrimonial con el PEMP del Centro Histórico y el POT de Cartagena; diseñar incentivos para la habitabilidad; e impulsar proyectos que faciliten el retorno de getemanicenses en diáspora, entre ellos La Resistencia de Getsemaní.Sobre este último punto, Sierra explica que en el lote donde quedaba la antigua Jabonería Lemaitre se proyecta un desarrollo de repoblamiento con alrededor de 200 unidades de vivienda destinadas a que las personas que tuvieron que irse puedan regresar y así lograr fortalecer la vida de barrio. “Aquí todos nos conocemos; hay hermandad, hay arraigo por el territorio”, destaca. Ferrer, por su parte, señala que preservar la vida de barrio es también defensor la calidad de vida de los habitantes locales y valores como la solidaridad, la humildad, la alegría y su manera de relacionarse con el territorio. Aquí no solo estamos defendiendo un conjunto de manifestaciones culturales, sino la vida cotidiana del getemanicense. repoblamiento La Resistencia.Además, para mejorar la convivencia frente a problemáticas como el ruido y la alta afluencia de visitantes, algunos sectores —como Calle Lomba, Callejón Ancho, Calle del Pozo y Callejón Angosto— tienen horarios de descanso sin contaminación auditiva y con restricciones comerciales. La comunidad, según Ferrer, también le pidió al Concejo Distrital aprobar un acuerdo de exoneración del impuesto predial y un decreto que equipare el costo de los servicios públicos para residentes. RODRÍGUEZ – REDACCIÓN VIDA DE HOY – @ANGS0614ANGROD@ELTIEMPO.COM Conforme a los criterios de