No hay declaratoria de guerra, pero el despliegue militar en el Caribe que realiza Estados Unidos desde hace más de tres meses impacta en la región más allá de la voladura de embarcaciones señaladas de transportar drogas hacia norteamérica. División en cuanto al apoyo y cooperación militar con Washington entre los países, preocupación porque el combate al narcotráfico pueda alcanzar otros territorios y el riesgo a la seguridad que implica usar el espacio aéreo venezolano, alertado por EEUU, es el escenario actual que destaca el internacionalista Gerson Revanales, consultado por Efecto Cocuyo. Para el economista Giorgio Cunto, actualmente es muy difícil poder dimensionar un impacto económico en la región si se produce una mayor escalada militar que tampoco, subrayó, se da como un escenario seguro porque depende de los objetivos de EEUU. Tampoco está claro, añadió, si Washington calibra las repercusiones económicas internas y externas de un eventual conflicto armado, antes de llevar el operativo aeronaval más allá de las aguas del Caribe y el Pacífico. de misiles guiados, submarinos de ataque, aeronaves F-35 y un portaaviones intensifican la militarización del Caribe y genera preocupación sobre la posibilidad de una escalada”, es la lectura del contexto actual que hace Revanales. A su juicio, la interrogante sobre si la magnitud del operativo aeronaval, combinado con órdenes ejecutivas que autorizan acciones militares directas contra cárteles de la droga en territorio extranjero, puede ser el preludio de una intervención más directa en suelo venezolano o en la región y aún no puede ser despejada. Pero para el embajador de carrera también hay indicativos de objetivos más amplios en la región al ser retomada como esfera de influencia de EEUU para contrarrestar la presencia de Rusia y China, al hablarse incluso de la prolongación del despliegue con aviones hasta 2028 en Puerto Rico. Países del Caribe como Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Guyana y República Dominicana cooperan militarmente con Washington al permitir ejercicios en sus territorios e incluso el uso de instalaciones portuarias y aeroportuarias. Argentina, Ecuador, Paraguay, Perú, además de Dominicana y el Senado de Colombia, se plegaron a la declaratoria del llamado Cartel de los Soles como “organización terrorista”. Por otro lado, el presidente de Brasil, Lula da Silva, insiste en que hablará con EEUU para evitar un conflicto armado con Venezuela y el mandatario colombiano, Gustavo Petro, se alinea con el discurso del chavismo de que a la Casa Blanca solo le interesa apropiarse del petróleo venezolano y no la democracia ni el narcotráfico. Aunque el mandatario de Colombia también se ha mostrado a favor de una “salida negociada” a la crisis con propuestas como un gobierno de “transición compartida”. “El despliegue consolida la presencia militar de EEUU en el Caribe, elevando la presión sobre Venezuela y dividiendo a los países de la región entre aquellos que lo ven como un paso necesario para la seguridad y aquellos que lo consideran una amenaza a la soberanía y la paz regional”, destaca Revanales. Advierte que se aviva el temor de que la autorización de operaciones militares directas contra cárteles en territorio extranjero, incluso con la excusa del narcotráfico, siente un precedente peligroso para otros países de la región que también enfrentan a grupos criminales transnacionales, como es el caso de México. pasado 21 de noviembre. En respuesta, la administración de Maduro, les revocó la concesión de vuelo al acusarlas de «sumarse a las acciones de terrorismo» promovidas por la Casa Blanca que ahora busca aplicar, según Miraflores, un “bloqueo aéreo” además del marítimo. Al verse desautorizada TAP para operar en Venezuela, el gobierno de Portugal respondió que su actuación está guiada exclusivamente por el interés nacional superior y la “defensa inquebrantable de la seguridad” de los portugueses en cualquier parte del mundo. El ministro luso de Infraestructuras y Vivienda, Miguel Pinto Luz, recordó que no ceden a “amenazas, ultimátums, ni presiones de ningún tipo”. “Es una advertencia de seguridad de las autoridades norteamericanas, no puede ser considerado un bloqueo aéreo”, coincidió Revanales. En declaraciones al medio colombiano a Caracol Radio, el exdirector de Aeronáutica Civil de ese país, Sergio París, expresó su preocupación ante la posibilidad de que los venezolanos, al no poder utilizar el espacio aéreo como vía de salida, se vean forzados a buscar alternativas por tierra, lo que saturaría puntos críticos de la frontera colombo venezolana como Cúcuta. Para Cunto, sobre interrupciones sustanciales de alguna actividad económica, producto de las tensiones entre EEUU y Venezuela, la más clara hasta ahora es el freno a dichas conexiones aéreas por la suspensión de vuelos y la posterior revocatoria de operaciones a las aerolíneas en Venezuela. “Otro de los impactos más cercanos que se tiene es que han bajado los envíos a Cuba por parte de Venezuela (petróleo) y de México, que se debe principalmente a la situación en el Caribe y en general afecta el tráfico marítimo como está pasando ahora por la elevación de tensiones en la zona. No hay cifras de cómo están impactando las tensiones la exportación petrolera hasta ahora”, observaron. Añadió que por la situación de conflictividad, agentes económicos en la región pueden postergar decisiones mayores, bien sea de inversión o expansión, a la espera de lo que ocurre. Esto, dijo, puede mantener represada cierta actividad económica o que esos actores se vuelvan más cortosplacistas. Impacto a lo interno Cunto advirtió que una economía como la venezolana con un sector formal reducido es muy sensible a choques externos. La preocupación a medida que aumenten mucho más las tensiones con EEUU gira en torno a un mayor control interno que afecta las inversiones privadas. “Por su naturaleza, la economía venezolana es una economía cuya base productiva es muy débil para resistir una coyuntura de ese tipo, con actividades ilícitas todavía muy concentradas. La economía venezolana lleva arrastrando mucho desde hace tiempo”, recordó. Acotó que una escalada militar implica riesgos para el sistema eléctrico nacional que ya arrastra un déficit y para las refinerías petroleras que al igual que la conectividad aérea venían ya funcionando de manera muy limitada. Durante un discurso pronunciado en conmemoración al 105° Aniversario de la Aviación Militar Bolivariana, este jueves 27 de noviembre, Maduro dijo confiar en una victoria del ejército y pueblo venezolano en caso de una confrontación armada producto de una agresión militar externa.«Si toca alzarnos en armas, lo haremos y tendríamos un destino de triunfo y dignidad», aseguró.



