Endurecen la lucha contra la pesca clandestina: ahora los controles llegan hasta los restaurantes

La pesca furtiva de truchas en los ambientes cordilleranos de Neuquén sigue bajo la lupa de las autoridades. Aunque en la última temporada la cantidad de infractores descendió, la preocupación continúa y el objetivo es claro: cortar no solo con la extracción ilegal en los ríos, sino también con el circuito comercial que en muchos casos alimenta esa depredación. Y para eso, los controles ya no se quedan arriba del agua: ahora llegan hasta los restaurantes. “Todavía queda mucho por bajar”, reconoce Nicolás Lagos, director provincial de Fauna, quien encabeza desde hace dos años un plan de fiscalización más agresivo. Las cifras muestran una tendencia alentadora: de unas 1.400 infracciones detectadas durante su primer año de gestión, se pasó a unas 900 en el segundo. Pero episodios recientes demuestran que la pesca clandestina sigue siendo un negocio tentador. Uno de los decomisos más impactantes ocurrió semanas atrás, cuando una camioneta fue detenida con más de 150 truchas provenientes del embalse Alicurá. “Con precios que pueden llegar a $ 40.000 el kilo de trucha arcoíris, no hay duda de que algunos buscan venderlas, ya sea de forma particular o como proveedores de restaurantes o pescaderías”, señaló Lagos en una nota al portal Río Negro. Los controles llegan a los restaurantes Con esta sospecha en mente, la Dirección de Fauna decidió ampliar su radio de acción. En los últimos meses, los guardafaunas comenzaron a recorrer restaurantes, parrillas y comercios donde la trucha local es uno de los platos estrella, especialmente en zonas turísticas. El procedimiento es claro: si el local no puede justificar el origen de la trucha que ofrece, se procede al secuestro inmediato del producto y a una multa equivalente a la que recibe un pescador furtivo que transporta cantidades excesivas. En algunos casos, la sanción puede superar ampliamente el millón de pesos. “No se trata de perseguir al gastronómico, sino de cortar el circuito comercial ilegal”, explica Lagos. “Si nadie compra trucha clandestina, nadie va a salir a depredar un recurso que es de todos”. Infraestructura tecnológica para combatir infractores La estrategia no se limita a inspecciones presenciales. Neuquén incorporó un sistema de permisos online que permite monitorear en tiempo real las zonas de mayor afluencia de pescadores, gracias a los datos que cada usuario carga al solicitar su carnet diario, semanal o de temporada. A esto se suma un moderno centro de monitoreo ubicado en la capital provincial, desde donde se controlan 80 cámaras instaladas en puntos clave: la boca del Chimehuín, sectores del Limay Medio y lagunas de Epulafquen, entre otros. El objetivo es ampliar la red a 200 cámaras para la próxima temporada. El uso de drones con sensores infrarrojos completa el esquema. Estas aeronaves permiten detectar fogones, movimientos nocturnos o embarcaciones sospechosas en horarios no permitidos. Los clásicos operativos en rutas y ríos Aún así, el trabajo más intenso sigue siendo el territorial. Durante fines de semana y feriados largos, los guardafaunas —120 en total— se distribuyen en siete casillas, puestos fijos y móviles para controlar permisos, tallas, métodos y horarios. En un solo fin de semana, se labraron más de 90 infracciones por pescar sin permiso, usar carnada viva, practicar trolling sin autorización adicional, pescar fuera de horario, encender fogones prohibidos o exceder el número de equipos permitidos. Las multas, que hoy oscilan entre $150.000 y $1.500.000, podrían actualizarse en los próximos meses si la Legislatura provincial aprueba la modificación propuesta. La pesca deportiva es, según Lagos, “la segunda actividad turística más importante de Neuquén”. Por eso el llamado es claro: cuidar el recurso, respetar el reglamento y denunciar prácticas abusivas. Las cuotas de extracción varían según la zona y la especie, pero en embalses como Alicurá y Collón Curá el límite suele ser de cinco truchas por pescador. El funcionario diferencia esas situaciones de los casos de “consumo personal” donde puede detectarse a alguien con seis o siete truchas: “Es una infracción, pero no un daño comercial”. El verdadero enemigo, coinciden las autoridades, es la estructura que mueve cantidades industriales para abastecer ventas clandestinas. Y ahora, con los restaurantes bajo control, la provincia busca desarticular el último eslabón de una cadena que pone en riesgo la riqueza natural que hace de Neuquén uno de los destinos de pesca más prestigiosos de Sudamérica. ¿Te apasiona la vida al aire libre, la aventura y la naturaleza? Recibí las mejores notas de Weekend directamente en tu correo.  Suscribite gratis al newsletter  Galería de imágenes