El gobierno de Ecuador puso fin a las conversaciones con líderes indígenas en Imbabura, la provincia norteña que se convirtió en el punto focal de una huelga nacional después de que se eliminaron los subsidios al diésel.
Las autoridades dijeron que no podían continuar las negociaciones mientras las carreteras permanecieran bloqueadas y persistieran enfrentamientos esporádicos. La ruptura se produjo cuando la huelga entró en su cuarta semana.
En el centro hay un cambio repentino en la bomba. Un decreto de septiembre eliminó el subsidio al diésel y elevó el precio de 1,80 a 2,80 dólares por galón.
Esto afecta a los autobuses, camiones, maquinaria agrícola y flotas pesqueras, sectores que transportan alimentos y personas en un país donde muchas comunidades dependen del transporte por carretera.
El 22 de septiembre, la principal federación indígena convocó una huelga nacional; Los bloqueos de carreteras se extendieron por todo el altiplano andino, con Imbabura como epicentro. El costo humano ha aumentado. Al menos tres personas han muerto en incidentes relacionados con los disturbios.
El shock del diésel en Ecuador y la ruptura del diálogo: un enfrentamiento de cuatro semanas, explicado. (Foto reproducción de Internet) Más de un centenar han resultado heridos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, y más de un centenar han sido detenidos. Con los corredores cerrados repetidamente, los productores han tenido dificultades para trasladar cultivos y mercancías, y las pequeñas empresas reportan costos de transporte más altos.
Ecuador pone a prueba la reforma del combustible y la confianza pública La historia detrás de la historia es la confianza. Ecuador ha vivido una versión tras otra de este conflicto: las grandes protestas por el combustible en 2019 y 2022 terminaron solo después de concesiones y dejaron un profundo escepticismo sobre las promesas hechas en la mesa de negociaciones.
Mientras tanto, el gobierno argumenta que el subsidio era fiscalmente insostenible y fomentaba el contrabando de combustible, y dice que está dispuesto a hablar, pero no bajo presión mientras las carreteras estén bloqueadas.
Las organizaciones indígenas quieren que se derogue el decreto sobre el diésel, una reducción del impuesto al valor agregado al 12 por ciento y mejoras tangibles en salud y educación.
Una breve tregua local anunciada en Imbabura la semana pasada fracasó en medio de la confusión sobre quién había aceptado qué. Por qué esto es importante para los lectores fuera de Ecuador: el diésel es la columna vertebral de la logística diaria en América Latina.
La forma en que Ecuador maneje este giro –ya sea a través de la derogación, excepciones para el transporte y la agricultura, o compensaciones selectivas– determinará los precios, el suministro de alimentos y la estabilidad política en el país, y ofrece una prueba clara de cómo los gobiernos pueden reformar los costosos subsidios sin provocar disturbios prolongados.




