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Debates Debates Clima Clima Tribuna Martine Drozdz
geógrafo
Alors que la edición de 2025 está referida a Japón, la chercheuse au CNRS interroge la utilidad de estos grandes eventos mundiales. Elle y voit, malgré leurs défauts, de formidables moteurs pour élaborer des récits et des contra-récits de notre manière d’habiter le monde.
Publicado hoy a las 17h00 Tiempos de Conferencia 3 min.
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Après s’être tenue durant six mois et avoir accueilli plus de 20 millones de visitantes, la Exposición Universal de Osaka [Japon] a fermé ses portes le 13 de octubre. ¿Alors que les 188 pabellones vont être demontés, que retenir de esta inmensa máquina à explorer le monde actuel et celui de demain? El tema, «Concebir la sociedad futura para nuestras vidas», semblait particulièrement bien choisi pour l’époque. En un contexto de degradación acelerado de nuestros entornos de vida, y en el recuerdo encore frais de la pandemia [de Covid-19]la ambición de vivir comentando la tecnología puede preservar la habitabilidad del mundo y el futuro de la humanidad. Mais de quelle humanité parle-t-on ?
Le récent débat autour de la restitución de los restos humanos de las colecciones públicas, no ciertas apariciones de las personas expuestas y fallecidas en los zoológicos humanos de las exposiciones universales de la première moitié du XXmi siècle, rappelle combien les expositions ont été de terribles machines à construire et reproduire des hiérarchies entre les peuples. Después de la segunda guerra mundial, el discurso de las exposiciones evoluciona hacia una celebración de la emancipación de la humanidad por la tecnología. Las huellas liberadas en los paisajes urbanos son un sentimiento de optimismo: el Atomium de Bruselas construido para la exposición de 1958 rinde homenaje a las ciencias atómicas, la Space Needle de Seattle [Etats-Unis] Est érigé en 1962 à la gloria de la conquista espacial, tandis qu’en 1967 la Biosphère de Montréal. [Canada] Anticipe el desarrollo de tecnologías de control de vida.
Con la Exposición Universal de Osaka de 1970, la habitabilidad del mundo se convirtió en un motivo recurrente de la escenografía de las exposiciones. Las arquitecturas gonflables qui font office de pavillons prefiguran la extensión del dominio habitable en las zonas climáticas. Estas arquitecturas que representan los paisajes del hábitat lunar de Ray Bradbury [1920-2012] feront dire aux periodistas de la época que « Les murs sont en voie d’extinction, et l’on sait de moins en moins ce que c’était qu’une fenêtre ».
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