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Sunday, October 26, 2025

Después de años de guerra legal, un veredicto restablece a la derecha y la izquierda de Colombia

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Un panel de apelaciones de Bogotá absolvió al expresidente Álvaro Uribe Vélez de manipulación de testigos y fraude procesal en un fallo de 2 a 1 que desestimó las grabaciones telefónicas de 2018 por considerarse obtenidas ilegalmente.

De la noche a la mañana, una saga judicial de años de duración se convirtió en una onda de choque política: la derecha está renovada, la izquierda está furiosa y las reglas del juego para las elecciones de 2026 se han rediseñado.

Para los lectores fuera de Colombia, piensen en un caso en el que el destino de un ex jefe de Estado dependió de una falla técnica en la vigilancia. Los jueces dijeron que las grabaciones que capturaron la voz de Uribe fueron recopiladas por error y violaron la privacidad.

Elimínelos y el expediente restante (relatos de testigos contradictorios y pistas indirectas) no fue suficiente para condenarlo más allá de toda duda razonable. Un magistrado discrepó.

La historia de fondo importa. Uribe, presidente de 2002 a 2010 y todavía el conservador más influyente, acusó inicialmente al senador Iván Cepeda de manipular a los reclusos.

Después de años de guerra legal, un veredicto restablece la derecha y la izquierda de Colombia. (Foto reproducción de Internet) Luego, la Corte Suprema abrió una contrainvestigación para determinar si los intermediarios intentaron inclinar el testimonio a favor de Uribe. En 2020, la Corte le ordenó prisión domiciliaria por posible obstrucción; renunció a su escaño en el Senado y trasladó el caso a los fiscales ordinarios.

El drama legal en Colombia repercute más allá de Bogotá Bajo un fiscal general, el estado intentó cerrar el expediente; bajo un sucesor, presentó cargos, lo que condujo a una condena en primera instancia ahora revocada en apelación.

Por otra parte, el ex abogado de Uribe fue condenado por ofrecer beneficios a los reclusos, castigando el método, pero sin demostrar que Uribe lo orquestó.

El impacto político es inmediato. El presidente Gustavo Petro condenó la absolución y está reuniendo partidarios detrás de una iniciativa constituyente que podría desbloquear reformas radicales, incluso en el sistema judicial.

Mientras tanto, el Centro Democrático de Uribe lo insta a encabezar su lista al Senado, una medida que aumenta de manera confiable la participación conservadora y podría remodelar las coaliciones antes de 2026.

Por qué esto importa más allá de Colombia: es una prueba viva de la credibilidad del Estado de derecho. La forma en que un país maneja la evidencia contaminada, la separación de poderes y la disidencia de alto riesgo influye en la confianza de los inversores, la política de seguridad y la durabilidad de las reformas.

El siguiente paso es una coda legal –una apelación ante la Corte Suprema sobre cuestiones de derecho– que determinará si se mantiene la absolución y, con ella, el nuevo equilibrio de poder político.

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