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Tuesday, October 28, 2025

Tensión en aumento: América Latina observa con cautela el pulso entre Estados Unidos y Venezuela

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Estados Unidos ha intensificado su presencia militar en el Caribe frente a Venezuela| FotoArchivoMientras en Washington se elevan las advertencias y en Caracas se afianzan los discursos de resistencia, América Latina observa atención con cómo el conflicto entre Estados Unidos y Venezuela se intensifica. El despliegue de buques de guerra frente a las costas caribeñas, el hundimiento de embarcaciones acusadas de narcotráfico y el envío de un portaaviones por orden del presidente Donald Trump han reavivado especulaciones de una intervención militar que podría sacudir el equilibrio regional.

Aunque el escenario sigue siendo incierto, DW desataca que el abanico de hipótesis se abre desde bombardeos selectivos hasta una operación directa para capturar a Nicolás Maduro, acusado por Washington de liderar el llamado Cartel de los Soles. Lo que aún se desconoce es hasta qué punto las Fuerzas Armadas Bolivarianas o las milicias podrían resistir ante una ofensiva de esa magnitud.

Una región sin una voz comúnSi el conflicto escalara hacia una acción armada, América Latina se vería obligada a reaccionar frente a un hecho que pondría a prueba su histórica defensa del principio de no intervención. Sin embargo, hoy ese consenso parece quebrado.

“El multilateralismo latinoamericano está en una profunda crisis y no hay una voz común sobre ningún tema de la agenda internacional. Dejó de haberlo hace bastante tiempo”, dijo a DW Francisco Rojas, rector de la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas, con sede en Costa Rica.

Para Marcela Donadio, secretaria ejecutiva de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL), la fragmentación regional es ya estructural. “Dudo que los países latinoamericanos vayan a tener una reacción unificada. Es una región no solo dividida, sino con muchos problemas internos en los países”, señaló la politóloga en conversación con DW.

Rojas refuerza esa idea al destacar la polarización ideológica que atraviesa al continente: “Esperaríamos reacciones de distintos tipos, dependiendo a su vez de la orientación ideológica de los gobiernos, porque América Latina hoy está altamente polarizada”. Donadio, por su parte, coincide con este argumento al asegurar: “La división que ya existe sería mayor. Hoy es muy difícil ponerse de acuerdo en la región. Los países latinoamericanos no han accionado con Venezuela y dudo que puedan reclamar mucha legitimidad de decir ciertos cosas”.

Prioridades nacionales y escaso interés ciudadanoEn un contexto de inestabilidad política y tensiones sociales, la posible crisis venezolana no parece ser una prioridad para la mayoría de los gobiernos ni de las poblaciones de la región.

“Bastante desinterés por parte de las poblaciones en todos estos países, que están más preocupadas de cuestiones internas, por lo que para cualquier gobierno es una apuesta complicada”, sostiene Donadio.

Rojas agrega que las preocupaciones cotidianas están marcadas por otra amenaza: “La principal amenaza es el crimen organizado. La seguridad es la principal demanda de las y los ciudadanos”.

En el mapa regional, cada país arrastra su propia agenda. Perú atraviesa una grave crisis institucional; Argentina, bajo Javier Milei, podría alinearse con Washington; y Chile, inmerso en su ciclo electoral, probablemente opte por una posición más simbólica. “Probablemente no estaría de acuerdo, pero no creo que pase más allá de una declaración”, afirma Donadio.

Estados Unidos mantiene una política de presión diferenciada: sanciones al presidente colombiano Gustavo Petro por su presunta falta de acción contra el narcotráfico y nuevos aranceles a Brasil marcan tensiones bilaterales. “Hay que ver cuánto puede avanzar el diálogo entre Estados Unidos y Brasil, que debe atender primero sus intereses”, apunta Rojas.

Pese a ello, el académico advierte que el gobierno de Maduro enfrenta su propio límite político. “Aun entre los países en que tenga algún grado de apoyo, el régimen de Maduro ha llegado casi al límite. El problema es que no es evidente cuáles serían las consecuencias domésticas que una intervención militar en Venezuela podría tener. Puede haber graves enfrentamientos”, sostiene.

El fantasma de una nueva inestabilidad regional”Desde una perspectiva más general, se podría producir una gran inestabilidad de la región latinoamericana, que podría afectarla en su conjunto. Desde la situación en Perú, en Ecuador, Colombia y en Centroamérica, las repercusiones de una intervención de uso de la fuerza podría llevar nuevamente a la salida de grandes contingentes de personas desde Venezuela, afectando las posibilidades de los países de la región de absorber más venezolanos. Particularmente tendría impacto en Colombia, pero también hacia el sur y el norte”, advierte Rojas.

El académico recuerda que una operación militar cambiaría la relación histórica de América Latina con Estados Unidos. En su opinión, la invasión a Panamá de 1989 fue una operación muy específica en un país pequeño, que Estados Unidos conoció muy bien, con un número bajo de muertos y sin cambios institucionales mayores ni que asumiera un militar.

Para Donadio, una intervención podría incluso revitalizar el discurso chavista. “Una intervención estadounidense daría legitimidad al argumento que ha tenido el gobierno de Venezuela, desde la época de Hugo Chávez, acerca de que necesitaban destinar recursos y hacer planes estratégicos para prepararse para la guerra. Le daría motivos a un gobierno que está bastante debilitado, de que se fortalece ante sus seguidores”.

Las implicaciones globalesMás allá de las fronteras latinoamericanas, la tensión entre Caracas y Washington podría tener implicaciones geopolíticas mayores. Donadio advierte: “A nivel geopolítico, creo que es más serio para lo internacional que para lo regional. Estamos regresando a la resolución de conflictos por vías que no son pacíficas. Sea la postura que se tenga, se está utilizando el instrumento de la fuerza y ​​eso es muy preocupante. Tenemos que recuperar el valor de que los países deben resolver sus conflictos de manera interna, porque no funciona cuando lo hacen los de afuera”.

En su opinión, la vía más razonable sería el diálogo regional. “El escenario ideal sería que se reunieran algunos países latinoamericanos fuertes, como Chile, México y Brasil, que se postularan como mediadores, porque las consecuencias internas en Venezuela van a ser serias si ocurriera una intervención. Un gobierno puesto por un actor externo no es la mejor solución política, aunque la opositora haya ganado el Premio Nobel de la Paz”.

Rojas concluye con una reflexión sobre el cambio de paradigma que atraviesa el orden mundial. “En la actualidad, el sistema internacional basado en reglas y normas es reemplazado por uno fundado en las amenazas y la posibilidad del uso militar de la fuerza. Es una situación muy grave. Una intervención con la magnitud del aparato militar desplegado en el Caribe es algo completamente inusual. La guerra contra el narcotráfico no se gana con más portaaviones o submarinos”, dijo.

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