Los seres de la quinta dimensión viven en una vibración de amor y luz más pura que la de la tercera dimensión. Para ellos, el tiempo y el espacio no son obstáculos; todo sucede al mismo tiempo y lo que perciben es un flujo constante de energía en armonía. Se comunican a través de pensamientos y emociones, sin necesidad de palabras. En su mundo, todo se basa en la unidad y el respeto, y cada ser tiene una profunda comprensión del amor universal, que es el poder que une todo. Ven el universo como una vasta red de interacción energética y saben que cada pensamiento y emoción tiene un impacto real en esta red. Su propósito es vivir en equilibrio, mantener la armonía y apoyar a seres de otras dimensiones en su evolución. Los seres de la sexta dimensión son creadores principiantes. Aprendieron a moldear la energía y la luz para formar nuevas realidades. En este nivel, la conciencia es más expansiva y la comprensión del universo es aún más profunda. Para estos seres no se perciben límites a las dimensiones más pequeñas, todo es posible. Sin embargo, a pesar de su capacidad de creación, ellos también se encuentran en un proceso de evolución y aprendizaje. Ven el universo como un espacio lleno de infinitas posibilidades, donde cada ser tiene el poder de dar vida a sus propias creaciones. Pero su objetivo no es sólo crear, sino comprender las leyes que gobiernan la energía, la luz y la conciencia, y ayudar a otros a recordar su capacidad para hacerlo. El verdadero propósito detrás de todo este proceso es la evolución del alma. Cada ser, desde la tercera hasta la dimensión más elevada, está en un viaje de aprendizaje y expansión. La perfección aún no existe, ni siquiera para los seres de dimensiones superiores, porque el universo es una experiencia en constante cambio. La creación en sí es el acto de aprender, experimentar y mejorar. Si todo fuera perfecto desde el principio no habría crecimiento, descubrimiento ni razón de ser. Los seres superiores entienden que la evolución requiere experiencia de dualidad y desafíos, porque estas experiencias permiten que cada ser crezca y se acerque a la esencia del amor puro. Por eso ni siquiera los seres más avanzados consideran alcanzada la perfección. Ellos también están en un proceso de expansión, buscando comprender nuevas formas de energía, explorando nuevos aspectos de la conciencia y, en última instancia, encontrando formas de ayudar a otros en su camino hacia la iluminación. Observan y guían a seres de todos los tamaños para asegurar el equilibrio, pero también por qué aprender de los desafíos y experiencias de los demás les permite crecer por sí mismos. La creación es un acto que está en constante cambio. No se trata de alcanzar un estado final de perfección sino de experimentar, aprender y transformarse constantemente. Este es el punto de todo: cada ser, en cada dimensión, descubre su poder creativo, se conecta con la esencia del amor y se expande hacia nuevas posibilidades de ser. Aurora, comandante de las Pléyades. Suscríbete Más como esteRelacionado
Estamos en un proceso de constante evolución.
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