La noticia de la tregua entre Israel y Hamás, finalmente acordada tras casi dos años de guerra, ha provocado una ola de euforia y esperanza tanto en Oriente Medio como en todo el mundo. Este brutal conflicto armado estalló el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás mató a casi 1.200 civiles israelíes y tomó más de 200 rehenes. Como resultado, Israel, en su guerra contra Hamás, lanzó una ofensiva contra Gaza en la que mató a casi 70.000 personas, la gran mayoría de las cuales eran civiles, incluidos casi 20.000 niños. De hecho, una comisión independiente de las Naciones Unidas concluyó su informe acusando a Israel de cometer genocidio en Gaza, citando acciones y declaraciones de altos funcionarios, incluido el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu. En resumen, esta guerra se convirtió en una de las peores catástrofes del siglo XXI.
La verdad es que las bombas no sólo han destruido las vidas y los hogares de los habitantes de Gaza, sino también nuestras relaciones y nuestros sueños de un futuro más humano. Soy consciente de que la tregua es esencial para la pacificación de esta región, cuyo conflicto nos llevó casi al borde de una guerra global. Sin embargo, el proverbio que advierte ‘No cuentes los pollos antes de que nazcan’ me resuena en este momento, y creo que el alto el fuego entre Israel y Hamás no es el último paso, sino el primero de un largo camino. Cabe recordar que a principios de este año ya se había acordado un alto el fuego, pero duró sólo unas semanas. Por otro lado, ni siquiera una tregua duradera significaría la solución a un conflicto que existe desde hace más de ocho décadas.
En mi caso, no soy un experto en Oriente Medio ni pretendo tener una fórmula mágica para una solución sólida. Pese a ello, creo que el alto el fuego no es más que una curita sobre una herida profunda que sigue sangrando. Por lo tanto, es esencial tratar primero los síntomas de esta horrible guerra, sin ignorar la causa fundamental de esta “enfermedad” en el tratamiento.
De hecho, la Comunidad Musulmana Ahmadía, que represento en Argentina, ya había lanzado una campaña internacional a finales de octubre de 2023 bajo la guía espiritual de su líder, Su Santidad Mirza Masroor Ahmad. Bajo el lema ‘Voces por la Paz’, se presentaron cinco pilares como marco de acción para lograr una paz duradera entre israelíes y palestinos. Estas directrices proponían:
1. Un alto el fuego inmediato y completo.
2. Todos los rehenes deben ser liberados y devueltos sanos y salvos.
3. Permitir que la ayuda humanitaria llegue a todos los necesitados.
4. Todas las partes deben comprometerse a cumplir el derecho internacional.
5. Las potencias mundiales y la Comunidad Internacional deben trabajar juntas para encontrar una solución duradera basada en la paz y la justicia para que ambos pueblos puedan vivir en seguridad.
Como musulmán, estoy convencido de que tanto el judaísmo como el Islam no son obstáculos para una coexistencia armoniosa entre israelíes y palestinos. Al contrario, creo que ambas tradiciones son parte integral del camino hacia la paz y la reconciliación. Es la ausencia de la luz divina en el corazón lo que lleva al ser humano a su lugar más oscuro. Por ejemplo, “Islam” significa literalmente “paz” en árabe y contiene muchos preceptos que podrían servir como principios dorados en este proceso.
Para empezar, nuestra religión considera que los pactos son sagrados y traicionarlos es un delito grave. (El Corán, 17:35)
Otra enseñanza destacada, que se encuentra en ambas religiones, es la santidad universal de la vida. En este sentido, el Corán proclama que quien mata a una persona inocente es como si hubiera matado a toda la humanidad. (5:33) Asimismo, el Islam enfatiza que la justicia es la columna vertebral del camino hacia la reconciliación entre dos pueblos:
“¡Oh creyentes! Sed firmes en la causa de Dios como testigos de la justicia; y no dejéis que la enemistad de un pueblo os incite a actuar injustamente. Sed justos, porque eso está más cerca de la virtud”. (El Corán, 5:9)
Y como concepto final, muy relevante en este enfrentamiento, quiero resaltar la importancia de la igualdad como seres humanos, sin distinción alguna de etnia o religión:
“¡Oh humanidad! Os hemos creado de varón y de mujer, y os hemos constituido en naciones y tribus, para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honorable de vosotros delante de Dios es el más justo de vosotros.” (El Corán, 49:14)
Acojo con satisfacción este alto el fuego como un pequeño paso hacia un futuro mejor para la humanidad. Pero no puedo evitar expresar mi preocupación por el hecho de que todavía estamos muy lejos de lograr la reconciliación entre israelíes y palestinos. Si nuestro objetivo final es realmente lograr una coexistencia pacífica entre ellos, es vital respaldar este deseo ahora con decisiones apropiadas y acciones concretas.
Desde el fondo de mi corazón deseo ‘Salam’ y ‘Shalom’ para un Oriente Medio privado de paz durante décadas.
*Marwan Gill es Imam y Presidente de la Comunidad Musulmana Ahmadía en Argentina.
noticias relacionadas




