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Monday, December 1, 2025

La dicha libertaria y la sombra de Macri

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La sorpresa inicial por la inesperada victoria electoral de los libertarios de Javier Milei se ha convertido en plena euforia. El ministro de Economía, Luis ‘Toto’ Caputo, ha estado dando vueltas, prometiendo una vez más una gran cantidad de dólares estadounidenses en términos de inversiones productivas, al tiempo que defiende el esquema de política económica del gobierno, en particular las cuestionadas “bandas” cambiarias que limitan la fortaleza y debilidad del peso. Hemos visto esta historia antes. En el frente político, el Presidente Milei parece haber pasado a un segundo plano, con la Jefa del Gabinete Presidencial, Karina Milei, a cargo de todo, fortalecida tras la victoria generalizada en las elecciones nacionales de mitad de período de hace unas semanas. Después de haber elevado al portavoz presidencial Manuel Adorni al cargo de jefe de gabinete y al mismo tiempo incorporar a Diego Santilli como ministro del Interior, Karina está tratando de asegurar la trifecta de reformas que su hermano necesita para supuestamente poner a Argentina en un camino inexorable hacia la grandeza económica. Adorni y Santilli ya están negociando con gobernadores provinciales y otros sectores políticos para conseguir votos a favor de reformas laborales y tributarias. Parecen menos presionados para impulsar la reforma de las pensiones, probablemente recordando las protestas generalizadas y el comienzo del fin del gobierno de Mauricio Macri en 2017, cuando aprobó sus propias reformas. Macri también había logrado aprobar en su momento un proyecto de ley tributario, así como un pacto fiscal con las provincias. Pero su gobierno terminó en pedazos, lo que significa que las reformas no garantizan el éxito. Por supuesto, esto no es un problema para Milei en este momento, ya que continúa disfrutando de su victoria y sueña con la hegemonía. A Milei y su coalición La Libertad Avanza se les ha dado una segunda oportunidad, una con la que soñaba Macri. En cierto modo, esta es posiblemente la “segunda mitad” del mandato de Macri, dado que Milei ha absorbido a varios de sus antiguos actores clave en su estructura de gobierno: ‘Toto’ Caputo a cargo de la economía; Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad asegurando las calles y ahora encargada de liderar la bancada libertaria en el Senado; Diego Santilli, el recién nombrado Ministro del Interior; y Federico Sturzenegger, del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. Todos ellos venían trabajando en proyectos políticos que anteriormente formaban parte de la coalición Juntos por el Cambio, aquella que implosionó luego de que Macri no logró generar condiciones de unidad entre Bullrich y el ex intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Ahora, Macri se mantiene al margen mientras su primo Jorge defiende el asedio libertario en la ciudad de Buenos Aires, mientras varios de sus lugartenientes más confiables han desertado y han jurado lealtad a la bandera morada. Hasta cierto punto, la sorpresiva derrota electoral regional de septiembre en la provincia de Buenos Aires, a manos del gobernador Axel Kicillof y los alcaldes locales, engendró la actual situación de felicidad libertaria. Milei y Caputo habían quemado todos los dólares que pudieron conseguir y su modelo económico se estaba derrumbando. Perder “la madre de todas las batallas” en la provincia desató una serie de minicrisis que expusieron las grietas del sistema y, en última instancia, condujeron a un rescate de emergencia por parte de Estados Unidos. Trump también intentó salvar a Argentina durante la administración Macri, pero el rescate del Fondo Monetario Internacional llegó demasiado tarde y en el contexto de un reposicionamiento global de carteras que afectó particularmente a los mercados emergentes en general y a Argentina específicamente. Esta vez, Caputo (después de haber aprendido la lección) se niega a levantar los controles cambiarios, que considera fundamentales en el contexto de los salvajes vaivenes del péndulo político en Argentina. También cuenta con el apoyo explícito del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, quien intervino directamente en los mercados cambiarios de Argentina y anunció posibles compras de bonos. Se trata de un nivel de apoyo sin precedentes, que se produce en momentos en que Caputo busca “proteger” los pagos de la deuda de las vicisitudes del mercado. Bessent estará allí tomándolo de la mano, presionándolo todo el tiempo para que pruebe los mercados voluntarios de deuda. El Ministro de Economía de Argentina también necesita que el Banco Central acumule reservas de divisas. La salvaguarda estadounidense ha generado una sensación de esperanza y optimismo que la administración Milei busca aprovechar. Los mercados están subiendo y la prima de riesgo país se ha reducido agresivamente. Los empresarios locales comienzan a realizar inversiones mientras los inversores internacionales tienen los ojos puestos en el país. Para demostrar que el país es digno de confianza, Milei necesita asegurar apoyo político para su agenda de reformas. Tuvo éxito en su primer año en el cargo al actuar de manera pragmática, contrariamente a las expectativas. La campaña electoral vio a la Casa Rosada radicalizar sus posiciones y sus ataques al conjunto de la clase política, incluidos aliados circunstanciales. Esto, en parte, alimentó la expectativa de que sufrirían una derrota en las elecciones intermedias nacionales que podría posicionar a la oposición, particularmente al peronismo bajo Kicillof, atrapado en una constante lucha por el poder con Cristina para atraer a esos aliados circunstanciales, si se pone sobre la mesa el cebo adecuado. Demostrar que son capaces de asegurar la gobernabilidad a través de acuerdos políticos es probablemente más importante que la sustancia real de las reformas. Es uno de los principales requisitos de la Casa Blanca y del FMI para que la financiación de emergencia siga fluyendo. Si analizamos retrospectivamente la experiencia de Macri, existen múltiples riesgos que podrían descarrilar las ambiciones de reelección de Milei en 2027. Desde un punto de vista macroeconómico, Milei y Caputo dependen del respaldo de Estados Unidos, el apoyo del FMI y otros financiamientos temporales que han permitido al gobierno llegar hasta aquí, no sin mirar al abismo. El mercado ha hecho explícitos los riesgos de mantener un peso sobrevaluado, junto con reservas negativas en las arcas del Banco Central. Al mismo tiempo, el nivel de recesión y el aumento del endeudamiento son particularmente estrictos y tienen un fuerte impacto en las empresas y los individuos, un componente necesario en cualquier recuperación económica. No lograr sacar a la economía de la tendencia negativa en la que se encuentra actualmente erosionará la popularidad de Milei y podría dañar la gobernabilidad, como ocurrió con Macri y su reforma de las pensiones. Y siempre existe el riesgo del cisne negro, particularmente en el frente externo, que la economía argentina está lejos de poder absorber. Incógnitas conocidas y incógnitas desconocidas, por citar al exsecretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld. En el frente político, los errores no forzados y las heridas autoinfligidas han sido el nombre del juego durante los años de Milei. Macri se sintió invencible después de la victoria de mitad de período de 2017, al igual que el presidente hoy. Pero la arrogancia es un mal peligroso para los políticos victoriosos. En el seno de la Casa Rosada se libra una guerra civil entre el polémico estratega político Santiago Caputo y la hermana Karina. Se prolonga desde antes de la campaña, mientras ‘Caputito’ (como se llama al spin doctor) acumulaba poder entre bastidores y buscaba imponer un camino estratégico. Karina, que tiene una relación simbiótica con su hermano, ha delegado el poder en el presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, en su primo Eduardo ‘Lule’ Menem y en el organizador del LLA de la provincia de Buenos Aires, Sebastián Pareja. Ahora suman a Adorni, Santilli y Bullrich al grupo muy unido que marca la orientación política de la administración Milei. Caputo no está muy contento con eso, incluso si todavía conserva un poder sustancial. El enfrentamiento genera ruido innecesario y aumenta la posibilidad de cometer errores. Los propios antagonistas ventilan constantemente los trapos sucios. Hasta cierto punto, casi parece una actuación, pero eso sería darles demasiado crédito. Milei y sus altos funcionarios deben mirarse en el espejo y tratar de ver en qué fracasó Macri. Y Fernández de Kirchner antes que él, y Alberto Fernández después. La oportunidad está ahí para aprovecharla, la famosa “segunda mitad” de Macri; la responsabilidad, como suele ser el caso, reside en la sede del poder. Todo el camino hasta la cima.

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