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Sunday, October 26, 2025

Barranquilla | ‘Me tiré encima de mis nietos para que no les cayera el techo’: Familia damnificada tras colapso de vivienda por las fuertes lluvias

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Las lluvias del lunes por la tarde y noche no solo trajeron estruendos de truenos y ráfagas de viento a Barranquilla. En el barrio Carrizal, al sur de la ciudad, también trajeron miedo, destrucción y una escena que aún se estremece a Gabriela Ojito Bastidas cuando recuerda que el techo de su casa se desplomó sobre ella y sus dos nietos.

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Eran cerca de las 7:00 pm cuando el aguacero arreció con fuerza sobre la carrera 7 con calle 46. En medio del estruendo de las gotas golpeando las láminas, Gabriela se preparaba para acostar a sus nietos, una niña de seis años y un bebé de apenas año y medio. Pero no alcanzaron a dormir. La estructura de la vivienda, ya debilitada por el paso del tiempo y la humedad, pasó de repente.

Aunque se han activado planes de atención por estas lluvias, no siempre esa estrategia es suficiente Foto:redes sociales

“Fue terrible. Ya nos íbamos a acostar cuando sentimos lo que venía encima. Lo que hice fue tirarme en la cama con mis niños para que no les cayera nada”, recuerda Gabriela, con la voz aún quebrada por el susto. “A mí fue a la que me cayeron las tejas, estoy toda moreteada, pero con todo y eso, la niña sí fue la que salió afectada porque le cayó un listón en la cabeza”.

La menor fue trasladada de urgencia a la Clínica Murillodonde le diagnosticaron un hematoma. Posteriormente fue remitida a la Clínica Adelita de Char para realizarle una tomografía y descartar lesiones internas. EL TIEMPO supo que afortunadamente su estado ya es estable y que la niña fue dada de alta, aunque permanece bajo estricta observación porque El golpe fue fuerte y el susto profundo.

Una noche bajo los escombrosLa familia Ojito Bastidas pasó la noche entre los restos de su vivienda. Las paredes se agrietaron, el techo se derrumbó por completo y los enseres quedaron inservibles. “Definitivamente quedamos sin nada. La cama, el televisor, el abanico de la niña, todo se nos dañó”, lamenta Gabriela, quien actualmente se encuentra desempleada.

El techo se derrumbó por completo y los enseres quedaron inservibles. Foto:redes sociales

Desde entonces, han dormido en casas ajenas que les han ofrecido refugio temporal. La Alcaldía de Barranquilla les entregó algunas láminas, cinco listones y cinco caballetes, pero no es suficiente. “Como la casa es bastante larga, eso no alcanza para cubrir todo. Necesitamos más ayuda.”, explica.

Gabriela no pide lujos. Pide lo básico: una colchoneta, un ventilador, alimentos no perecederos. “Si hay gente que tenga solidaridad y quiera ayudar, cualquier cosa sirve. Se pueden comunicar conmigo al número 3001944479”, dice con nobleza.

El caso de esta familia no está aislado. Las lluvias de los últimos días han dejado múltiples afectaciones en diferentes sectores de Barranquilla, evidenciando la fragilidad de muchas viviendas construidas con materiales precarios. La Oficina de Gestión del Riesgo ha reportado emergencias por inundaciones, caída de árboles y colapsos estructurales en varias localidades.

Viviendas vulnerables versus lluvias implacablesEl Santuario, Carrizal, Buenos Aires y muchos otros barrios de otras localidades de la ciudad son los más golpeados por la falta de infraestructura adecuada. Muchas de sus casas fueron levantadas con esfuerzo propio, sin asistencia técnica ni materiales resistentes a las condiciones climáticas extremas. En temporadas de lluvia, como la actual, los riesgos se multiplican.

La estructura de la vivienda, debilitada por el paso del tiempo y la humedad, pasó de repente. Foto:redes sociales

Aunque las autoridades han activado planes de atención, los tiempos de respuesta y la cobertura no siempre alcanzan a cubrir la magnitud de las necesidades. En este caso, la ayuda inicial ha sido insuficiente para que la familia pueda reconstruir su hogar.

Gabriela no busca protagonismo, en conversación con EL TIEMPO dijo que quiere que su historia sirva para que otras familias no pasen por lo mismo. “Gracias a Dios mis nietos están vivos. Eso es lo más importante. Pero necesitamos ayuda para volver a empezar”, concluye.

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Mientras tanto, en la zona los vecinos siguen atentos al cielo. Cada nube oscura es una tortuosa amenaza para quienes saben que aún son vulnerables. Asimismo, cada trueno es un recordatorio de lo frágil que puede ser un techo cuando la lluvia no escampa.

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