Con el inicio de la temporada tiburonera, los pescadores del proyecto volvieron a marcar ejemplares de esta especie clave para el ecosistema marino argentino. El caso del Cazón (Galeorhinus galeus), adquiere relevancia por estar categorizado como en Peligro Crítico (Cr) según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, este es el último peldaño antes de la extinción en la naturaleza. Los datos obtenidos en los últimos años reflejan la importancia del monitoreo ciudadano que se realiza gracias al compromiso de los cañófilos y al trabajo conjunto con biólogos de la Wildlife Conservation Society Argentina, la Universidad Nacional de La Plata y el Museo Argentino de Ciencias Naturales, actores principales del programa Conservar Tiburones en Argentina que sigue sumando conocimiento sobre los patrones migratorios y la biología de los tiburones costeros.
Según informaron desde el programa, el Cazón es la especie con mayor cantidad de ejemplares etiquetados, siendo el 80% de los individuos marcados hembras, y de ellas, la mayoría adultas. Es clave el dato de que más de la mitad fueron registrados en la Reserva de Bahía San Blas y es la especie con mayor número de recapturas (21 de 34), incluyendo cuatro en aguas uruguayas, lo que confirma su migración entre ambos países. Estos resultados refuerzan la necesidad de proteger a este pez, especialmente considerando que la pesca deportiva interactúa en gran medida con hembras adultas, fundamentales para la reproducción. Su devolución no solo es una práctica responsable, sino también una obligación legal en las provincias de Buenos Aires y Río Negro.
El primer ejemplar de la temporada fue marcado por el pescador Facundo Borgnis, quien se incorporó activamente al proyecto. Luego, Alejandro Scipio y Damián Rossi lograron etiquetar y liberar nuevos ejemplares en las playas de Pehuen Có, contribuyendo con valiosa información científica, descubriendo datos relevantes sobre sus patrones migratorios y cómo interactúan con la pesca deportiva a lo largo de la costa del país.
Iniciado en 2010, este proyecto de marcado ya es el más longevo del país en materia de ciencia ciudadana, y un ejemplo de cómo la pesca deportiva con devolución puede convertirse en una herramienta concreta para la conservación marina.
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