La corte de apelaciones de Bogotá acaba de anular la condena por soborno del expresidente Álvaro Uribe (21 de octubre de 2025).
En términos sencillos, los jueces dijeron que parte del expediente del juicio no podía usarse (porque una intervención telefónica de la Corte Suprema capturó accidentalmente el teléfono de Uribe) y otra parte sí: grabaciones de llamadas de su entonces abogado, Diego Cadena.
Se desestimaron dos episodios de testigos vinculados a exparamilitares. Aún se está leyendo un cargo separado por fraude procesal. El efecto es retirar de la mesa las pruebas fundamentales del soborno y dejar vivas otras pruebas.
Por qué esto es importante más allá de Colombia es simple. Es una prueba de estrés para ver si una importante democracia latinoamericana puede aplicar reglas de evidencia limpia a sus figuras más poderosas sin temor ni favoritismo.
El fallo limita lo que el estado demostró, aclara dónde están los límites legales y obliga a los fiscales a cumplir con estándares más altos. Ése es el tipo de claridad institucional que los inversores, diplomáticos y vecinos observan de cerca.
Corte de Apelaciones de Bogotá anula condena por soborno contra Álvaro Uribe. (Foto reproducción de Internet) La historia detrás de la historia comienza años antes. Uribe, quien dirigió Colombia de 2002 a 2010 y sigue siendo la figura fundamental de la derecha, se vio envuelto en acusaciones de que emisarios intentaron manipular el testimonio de ex miembros paramilitares.
Se reinicia el caso Uribe: lo que está en juego legal y político en Colombia Este verano, un juez de primera instancia lo declaró culpable de soborno en procesos penales y fraude procesal y le impuso 12 años de arresto domiciliario.
Posteriormente, la cámara de apelaciones le concedió libertad mientras revisaba el caso, y Uribe renunció públicamente a cualquier escudo de prescripción para que el proceso llegara a una decisión. El fallo de hoy restablece la pieza del soborno y vuelve a trazar el mapa probatorio.
Lo que cambia ahora es tanto legal como político. Legalmente, el camino de la fiscalía se estrecha: no pueden confiar en las escuchas telefónicas erróneas, pero aún pueden argumentar a partir de las llamadas del abogado.
Políticamente, la decisión remodela la derecha de Colombia al comienzo de un largo período hasta 2026. Uribe no está fuera de peligro legal, pero ya no está bajo una condena por soborno, y eso importa en la plaza pública.
Qué mirar a continuación: la última palabra del tribunal de apelaciones sobre el cargo de fraude, la notificación formal del fallo y cualquier petición de revisión de la Corte Suprema. La conclusión más importante es duradera: las reglas de prueba, no las personalidades, están decidiendo uno de los casos más cargados de Colombia.




