Proyectos que combinan investigación y participación ciudadana buscan conocer mejor los movimientos y el crecimiento de distintas especies que pueblan nuestras aguas. A través del marcado y la devolución, los pescadores se convierten en aliados clave. Uno de esos programas es Peces Marcados, que se inició en 2019 y dirige la bióloga Natalia Silva, un espacio que más allá de la ciencia, tiene un fuerte componente educativo y participativo, involucrando a los pescadores deportivos, promoviendo la devolución responsable y el compromiso con la conservación. Cada reporte ayuda a completar el rompecabezas ecológico de dorados, surubíes y pacúes, entre otros peces, reforzando el vínculo entre quienes lo pescan y quienes estudian su comportamiento.
Estos trabajos consisten en capturar ejemplares, registrar medidas, peso y fotografías, y luego colocarles una pequeña marca numerada antes de devolverlos al agua. Esa etiqueta —generalmente visible en el lomo— permite que, si el mismo pez vuelve a ser capturado, se pueda informar la recaptura y aportar datos sobre su crecimiento o distancia recorrida. Según contaban, estiman en alrededor de 4000 los peces marcados y una recaptura que está en el orden del 10 %. La especie más presente en esa información es el dorado, seguido por el surubí, pacú, manguruyú, aunque también se registran extracciones de bogas y pirá pitá, El norte correntino es el sitio en el que se colocaron la mayor cantidad de marcas.
En esa suma de datos hay particularidades. Un pacú fue marcado en Itatí y se recapturó en Paraguay, en inmediaciones a la ciudad de Ayolas. Un dorado, en tanto, se pescó y marcó en Paso de la Patria, sobre el Paraná, y fue vuelto a pescar en el río Uruguay, a 1500 km de la captura inicial. La voracidad del pez y la justificación de la importancia de la pesca y devolución quedaron demostradas en el pique de otro dorado que fue recapturado a sólo tres horas de haberse colocado la marca. Sin dudas, solo algunas perlitas de los destacados reportes que se generan a lo largo de los años.
Hay peces que ya son famosos y se han hecho dueños de un lugar, tal es el caso de una hembra de dorado que se ganó un nombre. Susana fue apodada una pieza que se capturó y marcó en enero de 2021 en la conocida piedra de Puerto Corazón, Scorza Cué. En el transcurso del año se la pescó cuatro veces más, exactamente en el mismo lugar.
Una de las últimas recapturas también tiene su historia. Ya la contamos en Weekend Web y habla de un surubí que se pescó por primera vez en el marco del concurso de Ituzaingó, Corrientes, el 20 de noviembre de 2022 y midió 107 cm. El ejemplar se lo liberó con la marca número 011308, la que fue advertida nuevamente a mediados de septiembre de este año, cuando fue pescado nuevamente en el Paraná Pavón (Entre Ríos). Un islero lo capturó y liberó, sin medios para medirlo, pesarlo o fotografiarlo. El hombre asumió cortar la marca para entregarla cuando volviera al “continente”, tal como contaron los amigos de Guía Peces Paraná. La hija de este islero, unos 15 días después, fue quien se contactó al teléfono que figura en la marca y envió la foto que pudo corroborar que el pez recorrió aproximadamente de 900 km. Vale destacar que no significa que el pez demoró casi 3 años en recorrer esa distancia, sino que ese tramo de río pudo haberlo transitado más de una vez, usando la misma o diferentes rutas, como también pudo quedarse por un largo tiempo en algún sector del curso.
En un contexto de cambios ambientales, represas y presión pesquera, programas como este representan una herramienta concreta para proteger la fauna íctica y garantizar su presencia en el futuro. Una muestra de que la pasión por la pesca y la investigación pueden convivir en beneficio de nuestros ríos y de las especies que los representan.
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