El Telescopio Espacial James Webb (JWST) descubrió algo muy emocionante saliendo del primer agujero negro jamás fotografiado hasta el presente, que es el supermasivo M87*, ubicado en la galaxia Messier 87, a 54 millones de años luz de la Tierra. Las nuevas imágenes en infrarrojo muestran con detalle sin precedentes los chorros de partículas subatómicas (“jets”) que emergen del agujero negro a casi la velocidad de la luz.
Según informaron desde la página web oficial de la NASA, en particular se capturó la región conocida como HST-1, una sección brillante del jet principal ubicada cerca del núcleo de M87. Las imágenes de longitudes de onda más cortas les permitieron a los científicos poder confirmar que HST-1 está compuesta por, al menos, dos regiones emisoras de luz, algo que se había predicho con base en observaciones en rayos X.
Supermasivo M87*: fenómeno curioso “Este hallazgo no solo amplía el conocimiento técnico de estructuras relativistas en agujeros negros, sino que, también, contribuye a entender cómo estos jets pueden influir en la galaxia anfitriona, regulando la materia circundante, afectando la formación estelar y el dinamismo del gas interestelar”, señaló Röder, en una entrevista con Live Science.
Además, por primera vez se observó con claridad un contra-jet, es decir, un chorro más tenue que se desplaza en dirección opuesta al jet principal. Para llevar a cabo el estudio que estuvo liderado por Jan Röder, se utilizó la cámara infrarroja cercana del Webb (NIRCam) para separar la luz del fondo galáctico y eliminar emisiones de estrellas, polvo y galaxias lejanas, de modo de destacar con absoluta definición y claridad la estructura del jet. Ahora, el contra-jet se ve en longitudes de onda infrarrojas, algo que antes solo había sido sugerido en imágenes de radio.
“Esta claridad en infrarrojo es muy emocionante porque nos permite conectar lo observado en radio, óptico y rayos X, completando un panorama más coherente de cómo los jets interactúan con el entorno del agujero negro. Las futuras observaciones en varias longitudes nos permitirán profundizar en la composición, origen y efectos de estos chorros cósmicos”, concluyó el científico.




