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Monday, November 10, 2025

España: grandes castillos y cuevas en una región inolvidable

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La vera del río Duero, una zona enoturística en constante crecimiento que se amalgama con la historia que la rodea. Más allá de los procesos ancestrales de la elaboración del vino, esta provincia ofrece una franja de 115 km de este a oeste, y apenas 35 km de norte a sur, abarcando parte de las provincias de Burgos, Soria, Segovia y Valladolid, con el río como compañero de viaje. Es una región con más de 2.000 años de historia en torno al vino, pero también con una poderosa gastronomía, en la que el Lechazo (cordero sin destetar) asado en horno de leña es el máximo exponente. También hay restaurantes reconocidos con la Estrella Michelin que ofrecen menús de pasos maridados con los productos locales. Vivir en cuevas Pero son esas casas cueva lo que más llama la atención: en Dueñas, Valentín Rincón Blas (foto apertura) es el encargado de mostrar la vivienda familiar denominada Valentín, que ahora sólo se usa para las reuniones del domingo, compuesta por habitaciones contiguas excavadas en el suelo y encaladas, que fueron creciendo junto con las necesidades familiares. Son espacios frescos y aireados por tener chimeneas, que son lo único que se ve en el trazado de esas lomas tapadas de pasto. Allí vivían los jornaleros del campo, que no tenían medios económicos para otro tipo de hogares. La construcción se inicia realizando un corte vertical en la ladera y comienza la excavación horizontal, dando lugar a la cueva en sí. Las condiciones de habitabilidad son buenas ya que, dependiendo de las estancias y la época, las temperaturas oscilan entre 13 y 18 ºC, o sea que se necesita poca energía para calentar habitáculos que suelen ser pequeños (menos de 10 m2). Además en verano son fresquitas. Los Rincón Moreno fueron los últimos moradores de esta casa cueva, donde residieron desde 1930 hasta principios de los ‘50 Valentín es parte de la organización que se dedica a preservar y difundir esta tradición ancestral, ABCDueñas. Tiene una cueva para elaborar su propio vino, la excusa perfecta para juntarse con los amigos a la tardecita, probar su producto acompañado por quesos y salames. La mejor manera de terminar el día. Pero la tradición es tomarlo directamente del porrón, una especie de jarra con pico delgado, similar a la bota vasca pero de vidrio, que se aleja de la boca mientras el chorro de vino la inunda. De más está decir que para hacer estas visitas a las cuevas subterráneas conviene llevar abrigo porque en los sótanos está muy fresco. Epoca medieval Y lo mejor quedó para el final, porque en esta zona se jalonó la historia de España, particularmente con los Reyes Católicos como protagonistas. Por eso hay que visitar dos castillos emblemáticos: el de Peñafiel y el de Fuensaldaña.  El primero (foto arriba), ubicado en la ciudad homónima y a 57 km de Valladolid, domina la urbe desde una colina y tiene la particularidad de poseer forma de barco. Su historia se remonta al 900, en tiempos del Rey León II. Desde 1917 es monumento nacional y hoy se puede subir a sus torres pagando 6,60 euros. Alberga al Museo Provincial del Vino, cuya visita está incluida en la entrada.  El actual castillo fue edificado en el siglo XV bajo las órdenes de Pedro Téllez-Girón, Maestre de la Orden de Calatrava. Se reconstruyó siguiendo el modelo de la escuela de Valladolid. A la muerte de Girón, cuyos escudos campean en la Torre del Homenaje, se añadieron un muro, un foso interior, se reformaron los adarves y el torreón norte para uso de la artillería. Así el trazado posee forma muy estrecha y alargada (unos 35 m de ancho por casi 200 de longitud). Por aquí pasaron las luchas entre musulmanes y cristianos. Desde sus torres centrales se tiene una idea acabada de la forma.  El otro castillo, el de Fuensaldaña, conforma la mejor visita a este tipo de edificaciones que se puede encontrar aquí. Apenas a 6 km de Valladolid, es directamente un museo medieval interactivo. Fue construido en el siglo XV por la familia Vivero. Quien le dio esplendor fue el nieto del iniciador, Alonso de Vivero, vizconde de Altamira y protector del matrimonio secreto entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (secreto para el rey Enrique IV, hermano de ella). Es más, la boda se celebró en el Palacio de Valladolid y pasaron su luna de miel en Fuensaldaña.  La fisonomía del Castillo incluye una torre de 34 m de altura con formato rectangular y un sencillo recinto cuadrado con cubos en las esquinas. A esta torre se accedía por un puente levadizo. El castillo tiene tres pisos interiores y un sótano, comunicados por una escalera de caracol de planta cuadrada, que llega hasta una terraza almenada con cuatro garitas en las esquinas. Cada piso consta de una amplia estancia abovedada, provista de ventanas con rejas. Fue restaurado en 1983 y ahora la visita incluye una exhibición a escala de los castillos de la zona, de vestidos, trajes y armaduras de época, obras de arte, un auditorio moderno y en los salones principales se replica el mobiliario medieval para que el visitante se haga una idea de cómo era la vida en ese tiempo. Lo mejor es que tienen un guardarropas muy completo para que grandes y chicos se vistan y jueguen a ser personajes de otra época. El precio de la entrada es de 5 euros y con visita guiada, que incluye el ascenso a la Torre del Homenaje, 6. Los miércoles es gratis. ¿Te apasiona la vida al aire libre, la aventura y la naturaleza? Recibí las mejores notas de Weekend directamente en tu correo. 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