Este domingo, Argentina afrontará sus duodécimas elecciones intermedias desde el regreso de la democracia en 1983. En estos comicios, donde se renovarán la mitad de los diputados y los senadores de ocho distritos, los focos se centran en la participación de un segmento en particular: la juventud.
El electorado nacional de este año incorpora a casi 1,14 millones de jóvenes de entre 16 y 17 años, lo que representa el 3,16 por ciento del total y se suma a una masa crítica: el 40 por ciento del electorado total tiene menos de 40 años.
La gran pregunta que circula en el ámbito político es si esta inyección de nuevos votantes logrará revertir la tendencia a la baja participación observada en las elecciones provinciales de este año.
Voto juvenil y dúo de voto único
Esta afluencia de jóvenes se da en un contexto de doble novedad: no sólo el debut de este millón y medio de adolescentes, cuyo voto es opcional (no obligatorio) según la Ley de Voto Juvenil 26.774 aprobada en 2012, sino también porque será la primera elección con papeleta única (BUP) a nivel nacional.
Los jóvenes, que históricamente registran una participación media más baja, se enfrentan al desafío de familiarizarse rápidamente con un nuevo sistema de votación, poniendo a prueba su adaptabilidad y su interés. Si bien el voto de este segmento alcanzó su punto máximo con una participación del 68,6 por ciento en las elecciones presidenciales de 2023, el desafío con las elecciones intermedias, en un contexto de crisis de representación de los partidos políticos, es siempre mayor.
La afluencia es muy desigual geográficamente. Mientras que algunas provincias como Santiago del Estero y Formosa registran una alta participación de casi el 70 por ciento en promedio para este grupo de edad, otras como Tierra del Fuego o Mendoza presentan niveles mucho más bajos, incluso por debajo de la mitad. La distribución del electorado juvenil no es uniforme en todo el país. La provincia de Buenos Aires, como distrito electoral más grande, concentra la mayor cantidad de votantes debutantes, más de 435.000, mientras que las provincias del norte se destacan por sus estructuras demográficas jóvenes.
Misiones es aún más singular demográficamente con el mayor porcentaje de menores de 18 años a nivel nacional. De los casi 38.000 con derecho a voto, dos están registrados como no binarios, una cifra que subraya la transformación de la identificación de género dentro del electorado.
El riesgo de la apatía electoral
Las preocupaciones sobre el ausentismo no son infundadas. La participación electoral en las elecciones intermedias de los últimos años muestra una tendencia preocupante. En 2009 y 2017 se registró una participación total del 78 por ciento. Los datos oficiales indican que la participación en las elecciones intermedias tiende a rondar el 70 por ciento. La caída más reciente se registró en 2021 con apenas el 71,7 por ciento, una de las marcas más bajas de la historia democrática reciente.
A medio plazo, la brecha es aún más notoria. En 2019, la participación juvenil fue del 63 por ciento, frente a un promedio nacional del 81 por ciento. Más allá de estas cifras, la participación en siete elecciones provinciales este año registró una caída de casi 19 puntos porcentuales respecto a las cifras históricas nacionales.
El desafío de mañana será definitivamente doble: movilizar al segmento juvenil y evitar que la participación total del electorado profundice la tendencia hacia la apatía electoral registrada durante gran parte de este año.
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por Amanda Alma, Perfil
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