La economía de México probablemente avanzó apenas un 0,1% en septiembre, repitiendo el avance del 0,1% de agosto y dejando la actividad general alrededor de un 0,6% por debajo de su nivel del año anterior.
Esto sigue a una fuerte caída mensual del 0,9% en julio. En términos sencillos: el tercer trimestre parece plano, con poco impulso de cara a fin de año.
La historia de los datos es simple. La industria (manufactura y construcción) ha sido el eslabón débil. Los servicios, que registraron un crecimiento a principios de este año, ahora también se están desacelerando.
La confianza empresarial se mantiene por debajo de la marca neutral de 50 puntos y la confianza del consumidor cayó en septiembre, una combinación que generalmente significa contrataciones más cautelosas y compras retrasadas.
Las autoridades se están preparando para una senda más lenta en 2025, con un rango de crecimiento oficial del 0,5% al 1,5% y muchas previsiones privadas que rondan cerca del 1%.
La mala racha de México: lo que dos meses de crecimiento cercano a cero dicen sobre la industria, la inversión y la exageración. (Foto reproducción de Internet) La historia detrás de la historia trata sobre las expectativas que chocan con la capacidad. México es fundamental para las cadenas de suministro de América del Norte y ha atraído la atención global de empresas que buscan acercarse al mercado estadounidense.
Sin embargo, la narrativa del nearshoring ha superado las cifras mensuales. La producción industrial ha tenido dificultades para lograr fuertes ganancias, los proyectos de construcción han sido inconsistentes y los servicios ya no están compensando el lastre.
Por qué la desaceleración de México es importante más allá de sus fronteras Las empresas parecen estar esperando pruebas más concretas de un cambio antes de comprometerse con mayores inversiones. Por qué esto es importante si vives fuera de México: esta es la segunda economía más grande de América Latina y una plataforma clave de fabricación de automóviles, productos electrónicos y maquinaria.
Cuando las fábricas de México se estancan, esto se refleja en los inventarios, el comercio transfronterizo y los cronogramas de envío de América del Norte.
Para los inversionistas y ejecutivos, la brecha entre los titulares optimistas sobre reubicación y la lentitud de la producción es la señal a monitorear: les indica si las nuevas plantas, sitios de logística y redes de proveedores se están traduciendo en producción real.
El próximo puesto de control llega esta semana con el informe oficial de actividad de agosto. Mostrará si el mínimo del tercer trimestre se está profundizando o si el pequeño repunte de septiembre marca el inicio de la estabilización.
Por ahora, la economía de México no se está contrayendo, pero tampoco se está acelerando, y ese es el incómodo término medio en el que se toman decisiones sobre empleo, gasto de capital y cadenas de suministro.




