La medida de Trump sobre Venezuela divide a la región por un posible ataque

A medida que Donald Trump intensifica sus ataques contra Venezuela, los gobiernos fragmentados de la región no logran ponerse de acuerdo sobre ninguna respuesta conjunta para frenarlo. No sólo los llamados del presidente Nicolás Maduro a la solidaridad latinoamericana han caído en gran medida en oídos sordos, sino que una nueva encuesta muestra que un número significativo de personas en la región incluso ven la intervención militar de Estados Unidos como la mejor oportunidad para restaurar la democracia venezolana. Eso contrasta con la respuesta en 2018, cuando la crisis de refugiados venezolanos estaba cerca de su punto máximo y los gobiernos de toda América Latina y el Caribe dejaron de lado las diferencias ideológicas para reunirse y coordinar una respuesta. Brasil y Colombia, dos actores clave que el año pasado se asociaron para mediar con Maduro, ahora adoptan enfoques muy diferentes mientras Estados Unidos envía barcos y aviones al sur del Caribe en lo que dice son esfuerzos para combatir el narcotráfico. Mientras que las críticas del líder colombiano Gustavo Petro han aumentado las tensiones entre Washington y Bogotá, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha adoptado un tono más diplomático mientras busca convencer a Trump de que reduzca los aranceles del 50 por ciento impuestos a muchos de los productos de su país. Lula se distanció de Maduro después de las elecciones del año pasado en Venezuela y nunca reconoció su victoria en una votación que fue ampliamente considerada fraudulenta. Advirtió a Trump que el conflicto con Venezuela sería devastador para la región y se ofreció a mediar, pero enfatizó que no ha hablado con Maduro desde el año pasado. El líder de Colombia se ha negado a condenar a Maduro y ha seguido interactuando con Caracas en temas como comercio, seguridad y energía. También ha sido más estridente en sus críticas a las acciones de Trump, y su tono combativo lo convirtió en blanco de sanciones estadounidenses. “La fragmentación latinoamericana es fundamental para la estrategia de Trump”, dijo Carlos Gustavo Poggio, politólogo especializado en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. “Todos estamos solos y su estrategia es dividir y conquistar”. No ayuda a los líderes regionales que un número significativo de sus votantes tenga una visión positiva de la política de Trump en Venezuela. Una encuesta realizada por AtlasIntel para Bloomberg News encontró que el 39 por ciento de las personas cree que el presidente de Estados Unidos está “muy comprometido” con llevar la libertad a Venezuela, en comparación con el 17 por ciento de Lula y el 16 por ciento de Petro. Es más, los encuestados consideran que una intervención estadounidense ofrece mayores posibilidades de éxito para restaurar la democracia en Venezuela que las negociaciones diplomáticas o las protestas sociales. La encuesta a 6.757 personas se realizó entre el 22 y el 28 de octubre y tiene un margen de error de un punto porcentual. La encuesta se llevó a cabo en toda la región, así como entre latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá. Relaciones con Estados Unidos Lula está tratando de evitar una disputa con Venezuela o Estados Unidos antes de que se produzca un conflicto en toda regla, según diplomáticos brasileños que pidieron no ser identificados al discutir el tema. Una guerra en Venezuela sería mucho más devastadora para Colombia, que alberga a millones de venezolanos y tiene una frontera más integrada con su vecino. Esto podría explicar la postura más vocal de Petro, dijo uno de ellos. Otros líderes de izquierda en la región, entre ellos Claudia Sheinbaum de México y Gabriel Boric de Chile, han dejado clara su oposición a una invasión estadounidense de Venezuela pero, al igual que Lula, han evitado declaraciones que pudieran poner en peligro su relación con Washington. Con líderes como Sheinbaum y Lula centrados en las conversaciones comerciales con Estados Unidos, Argentina lidiando con una crisis económica y Boric centrado en unas elecciones en casa, Trump se está beneficiando de su atención fragmentada. “Los líderes latinoamericanos pueden condenar la intromisión de Estados Unidos en la región, pero pocos podrían estar dispuestos a unir fuerzas en apoyo de lo que después de todo es una dictadura infame”, dijo Jimena Zúñiga, analista de geoeconomía de América Latina en Bloomberg Economics. “No ayuda a la mayoría de ellos tener sus propias negociaciones abiertas con Trump y algunos, como Argentina y México, tienen excelentes relaciones con Trump y probablemente no quieran comprometerse”. El gobierno de Maduro esperaba que los últimos ataques estadounidenses despertaran la simpatía regional hacia el país y tal vez acercaran a Lula y Petro sobre el tema, dijo una persona cercana al gobierno que pidió no ser identificada porque se trata de temas delicados. Petro, que será anfitrión de una cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y sus homólogos de la Unión Europea este mes, aún podría intentar llevar la crisis venezolana a la mesa cuando se reúnan en Santa Marta, en la costa caribeña de Colombia. Otra cosa es que pueda lograr que los participantes se pongan de acuerdo sobre una declaración conjunta u otras medidas. En 2023, los dos grupos se enfrentaron por una declaración sobre la guerra en Ucrania. Con países centrados en resolver crisis como la de Venezuela, pero también Ucrania y Gaza, eso les impide cooperar en otros temas, incluidos el desarrollo, las finanzas y el medio ambiente, dijo Celso Amorim, principal asesor de política exterior de Lula. “Todo esto nos quita energía, nuestra capacidad de pensar cosas nuevas”, dijo Amorim esta semana en el Foro de Paz de París. noticias relacionadas por Augusta Saraiva, Bloomberg