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Sunday, October 26, 2025

La silenciosa prueba de los mercados globales de Uruguay… y por qué es importante

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Uruguay está sondeando discretamente a los inversores en busca de un nuevo bono soberano, potencialmente tanto en pesos como en dólares. La iniciativa, encabezada por Bank of America Securities, HSBC e Itaú, podría ir seguida de una venta con vencimiento intermedio.

También puede haber un ejercicio de limpieza para recomprar o intercambiar valores más antiguos. Piense en ello menos como una recaudación de fondos de emergencia y más como un mantenimiento de la cartera: suavizar las fechas de vencimiento, bloquear el dinero antes de que sea necesario y reducir la exposición al dólar estadounidense con el tiempo.

El momento es deliberado. El gobierno central estima que necesitará 6.326 millones de dólares en financiamiento bruto en 2025. En lugar de esperar a que los mercados se vuelvan agitados, los funcionarios están poniendo a prueba la demanda ahora. Tienen motivos para tener confianza.

En febrero, Uruguay vendió 1.500 millones de dólares en bonos con vencimiento en 2037. En junio, aprovechó el mercado suizo por primera vez, recaudando aproximadamente 400 millones de dólares equivalentes en dos tramos denominados en francos.

Esos acuerdos ampliaron la base de inversionistas y demostraron que Uruguay puede colocar papel más allá de su tradicional grupo de dólares. Detrás de los titulares hay un proyecto más largo: desdolarización y control de riesgos.

La prueba silenciosa de los mercados globales en Uruguay… y por qué es importante. (Foto reproducción de Internet) Alrededor del 54% de la deuda del gobierno central de Uruguay ya está en moneda local. Eso es importante porque las deudas en dólares pueden aumentar cuando el dólar se fortalece, lo que ejerce presión sobre los presupuestos.

Al emitir más en pesos (a veces incluso para inversores globales), Uruguay mantiene ese riesgo bajo control. Ayuda que el balance sea relativamente sólido para la región: la deuda bruta se sitúa cerca del 63% del PIB, la deuda neta alrededor del 60% y el país tiene un firme grado de inversión.

Lo que hay que observar a continuación no es sólo si se llega a un acuerdo, sino cómo se ve. Un bono global vinculado al peso indicaría que los compradores internacionales se sienten cómodos asumiendo exposición cambiaria a una pequeña economía sudamericana, prueba de confianza en que las instituciones y la combinación de políticas de Uruguay mantendrán.

Un tramo de gestión de pasivos mostraría que el gobierno está reduciendo el riesgo de refinanciamiento antes de que se convierta en un problema. Para los lectores fuera del país, la lección es simple: no todas las historias de deuda latinoamericanas son historias de crisis.

Uruguay está utilizando la credibilidad para ganar tiempo y flexibilidad. Si los mercados permanecen abiertos a ese enfoque, se espera que el país siga empujando su perfil de riesgo en la dirección correcta.

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