En lo que viene los que harán dinero serán los financistas, como acostumbra el el ministro de Economía. Por lo pronto, el BCRA y el Tesoro, se muestran más permeables a escuchar al sistema.
Torres y Vidal se reunieron con Caputo para avanzar en la eliminación de retenciones al petróleo Caputo apuntó contra la oposición: “Quedó en evidencia el riesgo kuka” Algunos actores del mercado sostienen que tras las elecciones legislativas el clima cambió, el futuro huele a aire fresco y a “carry trade”.
¡Festa, ma che bella, ma che bella, questa festa!, resonó en todas las mesas y bunkers financieros locales y foráneos tras el 26-O y el nuevo mapa político y el próximo Congreso, todo más violáceo. “¡Cómo estaba el mercado que a pesar del esquizofrénico rally aún hay activos que no recuperan los precios de enero pasado!”, ilustró un gestor local a clientes hambrientos de más papeles y del famoso efecto “FOMO”. Se sucedieron encuentros virtuales y presenciales fuera de agenda en todo el arco financiero en pos de digerir la “nueva realidad”. Mucha mea culpa por los pronósticos errados y todos en modo “recalculando” las oportunidades de inversión. No hay duda que en lo que viene los que harán dinero serán los financistas, como acostumbra el “Toto”, aunque temen que haga tronar el escarmiento sobre aquellos que apostaron contra (él) el peso, se escuchaba en todo tipo de encuentro financiero. Por lo pronto, el Banco Central (BCRA) y el Tesoro, más permeables a escuchar al sistema, empezaron a inyectar pesos para sacar presión sobre la tasa de interés. Pero a esta lluvia de pesos, el mercado anticipa ahora una lluvia de dólares de la mano de una nueva ronda de emisiones de Obligaciones Negociables (ON), lo que augura una oferta adicional de divisas en meses en que la oferta de divisas del agro se retrae considerablemente. Más dudas sobre las bandas cambiarias, generan incertidumbre y dejan al descubierto que el problema es de flujos no de stocks. Por eso hay quienes replantean si ahora con los votos en el bolsillo tocarán algo el tema turismo y atesoramiento, o bien ir hacia algo más flexible. “¡Cuidado, no hay que olvidarse que unos pocos meses atrás el dólar estaba apenas por encima de los $1.100 y hoy está cómodo arriba de los $1.450!”, advirtió un estratega en un Zoom con inversores del exterior, también ávidos de subirse al rally argentino. Sin duda, agregó el anfitrión, esta suba del tipo de cambio (real) le da una flor de mano al Gobierno en el tema competitividad, como por ejemplo en el complejo pecuario. Al respecto, las milangas de Olivos entre los presidentes Milei y Macri albergan una serie de expectativas, además de enviar una de las señales que esperaba el mercado y la administración Trump, no solo vinculadas con el Gabinete. Veremos. Por lo pronto, el consenso es que el resultado electoral no es un cheque en blanco, sino un puente que le tiende la sociedad a Milei para resetear el Gobierno y la política económica. La lectura que hicieron en las mesas es que ganó gracias al anti-kirchnerismo, y eso fue lo que rescató a Milei del filo del barranco, además del amigo Donald. Ironizaron en un banco, mientras escuchaban al politólogo de turno, que la sociedad le había dejado una carretera y el Presidente ahora debía asfaltarla, en pos de la gobernabilidad y de mantener el rumbo promercado. Curioso ejemplo, cuando la obra pública desapareció del mapa. Una de las damas más perspicaces del mercado, que creía ya haber visto todo, reconoció su sorpresa al amanecer del 27-O y ver el mapa argentino violeta y a Wall Street de celeste y blanco, mientras los analistas buscaban el manual de instrucciones para entender qué pasó. Con su filosa lengua y agudo pensamiento sintetizó que el mercado, fiel a su estilo, volvió a apostar en contra y volvió a perder, y que el resultado electoral reconfiguró el tablero político, movió el piso del Congreso y encendió la mecha de un rally que promete ser histórico. Es fija, dijo, cuando la política sorprende y el dólar se porta bien, no es una rueda más: es el comienzo de una nueva fase del juego, y como siempre, los que piensan en frío y actúan en caliente, son los que ganan. En todos lados festejaban y celebraban el rally, no tanto los que se dolarizaron de más y temen el “chirlo” del ministro Caputo. Al respecto, un estratega de una emblemática boutique financiera estimó en unos u$s22.000 millones la dolarización de carteras, mientras que otra conocida gestora calcula que las coberturas ascendieron a unos 14.000 millones, de los cuales 8.000 palos en futuros y otros 6.000 palos de dollar linked. En estos días se está viendo la depuración de estas posiciones con el consiguiente impacto sobre el dólar spot. Mientras le siguen (reclamando) aconsejando al equipo económico que vuelva a acumular reservas a “lo Francella”, un dólar arriba del otro y así sucesivamente. Consideran que sería criminal desaprovechar la oportunidad que brinda el shock de confianza del resultado electoral más el apoyo de EEUU para volver a comprar reservas. Los más escépticos, aunque no por eso menos comprados, plantean que, aparentemente, despejado el horizonte de vencimientos de capital de los bonos hard dollar hasta fin de mandato (ya sea por el Tesoro de EE.UU. o un multilateral) los gestores internacionales consultan cómo “pricear” ese bono con una probabilidad de que en 2027 aparezca una oposición que diga que no va a pagar esos bonos ni al FMI. De ahí la ansiedad por que el BCRA acumule reservas. Y hablando de divisas, una de las economistas más demandas estimó que las empresas podrían girar dividendos al exterior a fin de año por aproximadamente u$s5.000 millones. Por eso también comulga con la necesidad de que el BCRA compre reservas o el Tesoro, para estabilizar. Un colega redobló la apuesta, señalando que para que cambie en serio el humor, con la promesa de recompra de deuda y el salvataje de Trump y Bessent, deberían verse M&A del exterior. Al parecer, alguien del BCRA participó de la reunión reservada porque allí se habló de la necesidad de normalizar los encajes bancarios. ¿Qué fue lo que más consultaron los inversores en estos encuentros?: Si se opta por quedar en bonos en dólares, y no hacer “carry” en pesos, adónde posicionarse en la curva. En qué nivel de TIR salir del bono AL30. Qué hacer con las posiciones de dólares tomados, mantener o salir contra pesos. Por qué no comprimió tanto la tasa del BOPREAL 27 comparado con los bonos privados. En dónde posicionarse para hacer carry en pesos. Cómo se ve el CER 2026. Las tasas en pesos 2026 y 2027 van a seguir comprimiendo en el corto plazo. El Rofex por encima de la banda bajará en el corto plazo. Cómo se imagina el desarme de posiciones en cuanto a velocidad y timing. Otra consultora oriunda del interior del país que marida muy bien sus dos pasiones, la economía y las finanzas, con muy buen humor también habló con clientes y colegas de política señalando que (el deporte nacional) la fragmentación del peronismo permitió al oficialismo, incluso tras una cadena de errores digna de Capusotto Económico, sacar 8 puntos de ventaja el 26-O. Ponderó el rol de la boleta única de papel, en Buenos Aires, que fue más eficiente que muchos estrategas, y le dio la razón a Cristina, no se desdobla lo que se puede perder todo junto. Con respecto al Congreso violeta y aliados le alcanza a Milei para blindar vetos, pero no para gobernar sin negociar. Ahora habrá que ver si toda esta puesta en escena tipo zen libertaria abriendo la puerta al diálogo y prometiendo acuerdos de gobernabilidad no queda solo en la foto. Coincidió con su colega de que el mercado, como en 2019, volvió a apostar en contra y volvió a perder, pero esta vez no solo contra Milei, sino contra Trump y Bessent, que metieron el trade del siglo (swap Tesoro + recompra deuda + bendición Bessent). Hoy el mercado está en modo fiesta ON. Sin embargo, como también señalan otros colegas, el dólar subió igual y luego se mantuvo cerca de los $1.500. O sea, dijo un gestor en un improvisado desayuno en zona norte: algo pasa, el riesgo país pasó de 1.500 puntos a 700 más o menos y el dólar se mantuvo alto y estable. Ella dijo: si algo sabe el mercado argentino, es desconfiar hasta de las buenas noticias, aunque les va a salir muy caro apostar en contra del que tiene la maquinita de hacer los billetes verdes. También tuvo elogios para con el “trader” del mes, el señor Scott Bessent que metió la jugada del año: vendió unos u$s1.800 millones en el mercado local y se hizo de pesos argentinos, desoyendo al amigo Milei, que en 2023 decía que el peso era excremento. Lo que se percibió del contrapunto es que mientras los bonos vuelan, las acciones celebran, los “traders” rezan para que la fiesta no termine en resaca. El clima cambió, el futuro huele a aire fresco y a “carry trade”. En otra reunión, más nutrida de gestores y estrategas se diseñó un escenario base donde el riesgo país rondaría los 450 puntos, o sea, aún apuestan a un “upside” en los bonos soberanos por delante. Si bien el mercado internacional está constructivo con Argentina, saben que el problema no es el stock de la deuda sino el “roll-over” y el financiamiento. Creen que el swap del Tesoro de EE.UU. se usará primero para el primer pago del BOPREAL. Y si bien les llama la atención el spread de legislación de la deuda soberana, que no comprimió del todo, ven en el tramo largo cierto atractivo, como el AE38. No entienden cómo El Salvador de Bukele paga menos tasa que Tecpetrol. Allí sobrevoló la idea de que conociendo al “Toto”, puede venir otro verano apoteótico de operaciones con la deuda. Mientras que en un “conference call” con Wall Street se habló más del tema de las tasas de interés luego de la reunión del FOMC de la Fed. La anfitriona resumió el cuadro de situación así, en términos de la estrategia de tasas: el contexto global continúa situándose firmemente en una configuración ideal, el crecimiento se mantiene positivo, la inflación continúa desacelerándose y las condiciones financieras se mantienen en mínimos del ciclo. Es una combinación con la que los mercados se han acostumbrado, incluso cuando el ciclo de recorte de tasas sigue siendo rígido y los precios a futuro apenas han variado en las últimas semanas, explicó a clientes y colegas. Por un lado, el crecimiento ha demostrado ser sólido, los datos de actividad y las ganancias apuntan a una economía que continúa expandiéndose sin sobrecalentarse; y aún hay pocos indicios de una pérdida de dinamismo. En otras palabras, el crecimiento es positivo y se mantiene estable. Mientras que los swaps de inflación se han ralentizado considerablemente y siguen desacelerándose a un ritmo cada vez mayor; y tanto los indicadores generales como los subyacentes han registrado recientemente cifras inferiores a las previstas. Estos indicadores de mercado, como los swaps de inflación (o puntos de equilibrio) confirman que la desinflación es generalizada y, lo que es más importante, que las expectativas están ancladas. La convicción del mercado de que la lucha contra la inflación está prácticamente ganada se ha fortalecido. Además, la liquidez sigue siendo abundante: las condiciones crediticias son favorables, los diferenciales de los bonos de alto rendimiento son excepcionalmente ajustados y los flujos de emisión se mantienen sólidos. Los diferenciales continúan reduciéndose en comparación con los últimos cuatro años, lo que demuestra claramente que el actual impulso de relajación monetaria aún se transmite a través de los canales financieros. ¿Cuál es la idea clave, entonces?, le consultaron: la política no ha sido lo suficientemente restrictiva como para perjudicar la creación o la demanda de crédito. La liquidez circula por el sistema en lugar de quedar atrapada en el sector bancario o en el extremo corto de la curva de riesgo. En consecuencia, el dinamismo del crecimiento se mantiene positivo (en toda la curva de riesgo), respaldado por una sólida transmisión del crédito y una fuerte presión compradora de activos de riesgo. La estrategia principal consiste en vender en corto el bono del Tesoro a 2 años y comprar el de 10 años, lo que se puede expresar como una estrategia de aplanamiento de la curva de spread entre ambos bonos. La decisión del FOMC ha confirmado este aplanamiento. Por lo tanto, habrá que ir incrementando la posición en esta estrategia durante cualquier retroceso. La continuación del aplanamiento depende de que la tasa terminal se mantenga por encima del 3,05%; si baja, la curva volverá a inclinarse. Ahora bien, si se produce alguna presión vendedora a corto plazo a través del FOMC, los resultados empresariales o las negociaciones comerciales, estaríamos tomando posiciones largas en otros activos financieros para contrarrestarla. El jefe de la mesa de emergentes explicó que había cuatro nuevos factores que están influyendo en el flujo de efectivo que entra y sale de los mercados, con especial atención al crédito, el carry, la correlación y las correcciones, claves para comprender las semanas que vienen. En ese sentido, las preguntas clave a considerar son: qué segmento del mercado crediticio presenta el mayor riesgo; qué empresa de carry trade tiene la mayor posición; qué importancia tiene la correlación entre el aumento del dólar y la caída del mercado bursátil; y qué magnitud debe tener la corrección del mercado para que aparezcan compradores en las caídas, como se vio en abril. Mientras el jefe de monedas se refirió a que los mercados latinoamericanos mostraron volatilidad vinculada con el tema electoral. Advirtió que además de las noticias y los temas habituales, como el oro y la IA, que marcan el apetito por el riesgo, existen otros factores que influyen en el mercado, como la liquidez, la volatilidad y los cambios de tendencia en las correlaciones de carry trade y tendencias con el dólar. Se refirió también a que existe un nuevo riesgo político en los mercados emergentes, ya que los partidos tradicionales se enfrentan a un mayor escrutinio centrado en temas como el medio ambiente, la corrupción y la desigualdad. Respecto al caso argentino, consideró que el impacto de las elecciones de medio mandato se sentirá mucho más allá de Buenos Aires, dado que los inversores analizan el peso y el papel de EE.UU. en el respaldo a la moneda argentina frente a otras monedas de la región. Ahora se vienen las elecciones en Chile (16 de noviembre), Perú (abril de 2026), Colombia (mayo de 2026) y Brasil (octubre de 2026). Explicó que los inversores se centran en el desmantelamiento de las operaciones de carry trade, ya que estas limitan la compra de bonos y divisas en la región, además de los riesgos de dominio fiscal derivados del cambiante panorama político. Mientras que las acciones constituyen el principal activo compensatorio, a menudo subestimado, mientras que las materias primas se consideran el ancla del valor en una región marcada por el temor a la inflación.




