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Sunday, October 26, 2025

Los argentinos pregonan sus pertenencias en su lucha por llegar a fin de mes

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Un mercado callejero en un barrio de clase trabajadora de Buenos Aires está repleto de argentinos desesperados que han comenzado a vender sus pertenencias para llegar a fin de mes mientras la economía se tambalea.

El mercado de Villa Fiorito, lugar de nacimiento del gran futbolista Diego Maradona, se ha vuelto cada vez más concurrido con una explosión en el número de los llamados “vendedores de mantas”, que venden objetos domésticos, artículos recogidos de la basura o bienes comprados con préstamos y expuestos en mantas extendidas sobre la acera.

Mientras Maradona observa desde varios murales que lo aclaman como un héroe de la pobreza a la riqueza, los lugareños extienden juguetes usados ​​y mochilas deshilachadas, bandejas para cubitos de hielo, termos sin tapa, revistas bien paginadas, ropa gastada e incluso blísteres de medicamentos y pastillas.

Mientras el olor de las barbacoas y la carne asada se mezcla con el de la basura acumulada, y los sonidos de los niños jugando compiten con el micrófono de un pastor callejero, algunos residentes también venden pan casero.

“Siempre que logro conseguir ropa, o si veo algo barato, lo compro y lo revendo, que es lo que hacen la mayoría de los vecinos de aquí”, dijo la vendedora Gladys Gutiérrez. “Compran, revenden y así consiguen ganar un poco de dinero extra”.

Gutiérrez, de 46 años, normalmente vende productos de limpieza en su casa, pero como cada vez menos lugareños podían pagarlos, pidió un préstamo para comprar bocadillos, bebidas y perfumes para vender en el mercado.

Su marido, un trabajador de la construcción, lleva un tiempo sin trabajo. “La gente está cansada, enojada”, dijo.

En un país acostumbrado a la crisis económica, los argentinos una vez más se están apretando el cinturón después de un breve período de esperanza cuando el presidente Javier Milei cumplió su promesa de reducir la inflación.

Los precios han vuelto a subir, las cifras de consumo y producción han bajado, y el Banco Central ha estado luchando contra una corrida del peso en medio de temores de devaluación después de las elecciones de mitad de período del domingo.

Alrededor del 40 por ciento de las personas que perciben ingresos en Argentina trabajan en el sector informal sin beneficios sociales, y muchos tienen varios empleos a la vez.

“Me recuerda mucho a 2001”, dijo Juana Sena, una vendedora de mercado de 71 años, refiriéndose a la crisis económica que vio a Argentina incumplir sus obligaciones de deuda –la mayor quiebra de ese tipo en la historia– seguida de protestas mortales y el colapso de un gobierno.

“Profundizado y exacerbado”

El economista Guillermo Oliveto dijo a la AFP que alrededor del 70 por ciento de los argentinos de clase trabajadora no pueden hacer que sus ingresos duren más de medio mes. Unas 200.000 personas perdieron sus empleos debido a las medidas de austeridad de Milei.

Según el centro de datos económicos IETSE, nueve de cada diez familias argentinas están endeudadas, la mayor parte gastadas en alimentos desde que Milei asumió el cargo y recortó el gasto social.

“El gobierno subestimó el impacto que la economía real tiene en la vida cotidiana, en el sentimiento social y, en consecuencia, en el sentimiento electoral”, afirmó Oliveto. “Reducir la inflación era una condición necesaria, pero no es suficiente”.

El domingo, la gente de Villa Fiorito votará con el resto de Argentina en las elecciones para determinar si Milei, cuyo partido está en minoría y que recorta el presupuesto, ejercerá más poder en el Congreso en la segunda mitad de su mandato.

En las elecciones presidenciales de Argentina de 2023, Milei obtuvo el 27 por ciento de los votos del vecindario, una cifra que cayó al 16 por ciento en una votación legislativa de la provincia de Buenos Aires en septiembre.

El politólogo Matías Mora, oriundo de Villa Fiorito, dijo que los problemas económicos del país no comenzaron con Milei, aunque los “profundizó y exacerbó”.

“La gente se está endeudando para comer, y en el mejor de los casos se endeuda para iniciar un negocio, pero a tasas muy altas”, dijo, destacando que los prestamistas informales del barrio cobran entre 40 y 50 por ciento de interés mensual.

Mora acuñó el término “vendedores digitales” para referirse a quienes, fuera o en paralelo a las ferias presenciales, ofrecen diversos artículos a través de las redes sociales.

“En este nuevo ecosistema, donde las redes sociales conviven con los stands de feria y los grupos de WhatsApp suplen la falta de empleo estable, emerge una lógica de supervivencia que responde más al ingenio popular que a una vocación emprendedora”, escribió en un artículo para la agencia de noticias RedAcción.

Y si bien los argentinos son conocidos por su resiliencia, esto se produce “a costa de la salud mental, la salud física y el agotamiento extremo”, dijo.

por Tomás Viola, AFP

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