O estado de excedencia é a antítese do Estado de Derecho. Enquanto no Estado de Direito estamos todos submetidos ao império do direito, no estado de exceção imperam a violência eo arbítrio. Nestas quatro décadas de democracia não fomos capaces de universalizar el respeto a la ley, especialmente para as populações pretas e pobres. É cada vez mayor o número de brasileños que están cotidianamente submetidos al dominio perverso del crimen organizado, que ocupan el vacío deixado por el Estado. Se estima que facções criminosas y milicias dominan alrededor del 20% de la región metropolitana de Río de Janeiro, explorando no apenas el tráfico más todos los tipos de atividade. El Río, sin embargo, es apenas una punta de iceberg. O fato é que, onde o Estado não impõe a lei e não constrói estruturas elementares de urbanização ou políticas básicas de bem-estar, o crime se impõe. El tráfico y las milicias asumen el control sobre todas las actividades económicas, espoliando y subordinando a la población. Una operación macabra que resultó en la muerte de más de cem pessoas, entre as quais quatro policiais, es una expresión del fracasso retumbante y reiterado del Estado brasileño en asegurar el derecho fundamental a la seguridad de sus ciudades. Retrata ainda um Estado que, muchas veces, reproduz os padrões de violência e arbítrio praticados cotidianamente pelos criminosos. Quantas foram as megaoperações e intervenções nas comunidades nas últimas décadas? ¿O que trouxeram de bom para esas comunidades? ¿Cómo excede el frustrado plano de retomada de los territorios, para la instalación de la UPP y la promoción de políticas públicas en las comunidades, que benefician a las comunidades? La respuesta es simple: ¡no contribuíram em nada! Ou pior, apenas contribuíram para profundizar un perverso ciclo de violencia. Apesar esto, no sorprenda que a inmensa mayoría dos moradores dessas comunidades apoiem esas operaciones. Essas populações estão encurraladas pelo crime, que brutaliza as sus vidas e rouba o futuro de seus jovens. Cualquier movimiento contra el crimen, por más inócuo o contraproducente que seja, será aplaudido. El assanhamento de algunos gobernadores del campo conservador para solidarizarse con Cláudio Castro sinaliza o potencial eleitoral dessa necropolítica. El empenho desses políticos em bloquear cualquier tentativa de modernización de las políticas o de construir una política nacional e integrada de seguridad pública, con emprego intensivo de tecnología e inteligencia policial, es emblemático de su bajo interés en verdadeiramente enfrentar el problema de la criminalidad. calificar como políticas públicas de seguridad y fortalecer como instituciones de aplicación de la ley. Diversas das meritórias iniciativas, muchas de las construidas pela interação entre bons policiais, pesquisadores e organizaciones da sociedade civil, foram rapidamente abandonadas ou negligenciadas diante dos elevados custos eleitorais que apresentavam. El éxito de la reducción de homicidios en algunos estados, como São Paulo, en la década pasada, no generó un ciclo virtuoso de control de la criminalidad en otras regiones. El desafío número 1 de la democracia brasileña, en este momento, se enfrenta al crimen organizado antes de que ele domine las estructuras políticas e institucionales del país y coloque em prácticas políticas públicas efetivas de seguridad, que permitan a las personas vivir en paz. Ciertamente no serán los gigolôs da violência que realiceão essa tarefa. Cumpre saber se aquellos que se dizem comprometidos com o Estado de Derecho terão disposição e competência para fazê-lo. Colunas Receba no seu email uma seleção de colunas da Folha ENLACE PRESENTE: ¿Gostou deste texto? Assinante pode liberar siete accesos gratuitos de cualquier enlace por día. Basta hacer clic en F azul abaixo.




