Un grupo de internos extranjeros del penal Ancón II elaboraron un escrito en el que piden al Gobierno evaluar las últimas medidas establecidas dentro de las cárceles, a fin de que estos no sean iguales para todos, teniendo en cuenta la etapa de “resocialización” en que se encuentra. Según argumentan, en sus casos, al contar entre 10 a 11 años de reclusión, se encuentran en la “última etapa del tratamiento penitenciario”. Escucha la noticiaTexto convertido en audioInteligencia ArtificialÚnete a nuestro canal de política y economía Por ello, sostienen, que las medidas restrictivas como el corte de energía eléctrica durante todo el día, la suspensión de visitas los días miércoles y el retiro de los artefactos eléctricos de uso común donados por sus embajadas, soslayan el “esfuerzo, dedicación y compromiso” que forman parte de su período de rehabilitación. TE RECOMENDAMOS CASTILLO CONDENADO Y CASO ESPINOZA NO TERMINA | SIN GUION CON ROSA MARÍA PALACIOS “Todo esfuerzo y compromiso exige estímulos y recompensas, como está establecido en el Código de Ejecución Penal y su reglamento, por lo que las mencionadas y que se están aplicando, colisionan con el esfuerzo y compromiso que muestra cada interno con el tratamiento penitenciario”, se lee en el escrito. Los autores de la carta pública se reconocen como extranjeros del régimen cerrado ordinario en etapa de mínima seguridad de penal Ancón II. El tratamiento distinto que piden es en relación a los reos que se encuentran en las etapas de máxima y mediana seguridad, ya que ellos han pasado por los regímenes anteriores con resultados favorables en sus evaluaciones semestrales. “Las evaluaciones se dan por los profesionales de nuestro centro penitenciario, los cuales son: el psicólogo, la trabajadora social y el abogado. […] cada uno de los profesionales son testitos de nuestro cambio, siendo sus enseñanzas de mucha importancia como camino a la resocialización”, agregan. En el escrito, además, señalan que durante los más de 10 años que permanecen recluidos han aprendido a valorar su libertad e integrase a sus familias y sociedad. Ponen en énfasis que al tratarse de presos extranjeros, en su mayoría, no cuentan con visitas de familiares y en su mayoría son de escasos recursos. Finalmente, también advierten que son concientes de la situación que vive el país y que rechazan la violencia y el incremento de la delincuencia en los últimos años.



