Ante el escenario de aguda sequía que no da tregua en la Región de Coquimbo, los regantes de las provincias de Limarí y Choapa vuelven a levantar la voz, pues reclaman la urgente necesidad de construir aquellos embalses que, pese a haber sido planificados hace años, sus obras permanecen detenidas o sin avances concretos.
En Combarbalá, por ejemplo, la preocupación se centra en los embalses Murallas Viejas y La Tranca, obras que fueron concebidas como parte de una red de almacenaje destinada a fortalecer la seguridad hídrica de la zona. Sin embargo, con el paso del tiempo, los proyectos se diluyeron en estudios, observaciones y falta de priorización presupuestaria.
“Estos proyectos de embalses se han ido postergando y se han priorizado otras obras, por lo que es fundamental darles la importancia que realmente merecen”, afirma el consejero regional Juan Barraza, quien asegura que el tema ha sido reiteradamente planteado en el Consejo Regional. “Como consejo, hemos apoyado firmemente esta área, pero hace falta que el nivel central priorice su construcción, porque son una preocupación constante para nosotros”, agregó.
VISIÓN ESTRATÉGICA EN PAUSA En la misma línea, el consejero Francisco Corral subraya que los embalses no solo representan una infraestructura agrícola, sino que constituyen una pieza esencial dentro de la estrategia de seguridad hídrica regional. “Los embalses siempre han sido obras que forman parte de una visión estratégica. Por ello, deben seguir siendo parte de las prioridades para afrontar el cambio climático y garantizar el riego”, afirma.
No obstante, Corral advierte que las condiciones actuales obligan a revisar los diseños antiguos. “Todos los regímenes pluviométricos han cambiado respecto a los registros históricos. Por eso, debemos reevaluar estos proyectos bajo las condiciones actuales y las proyecciones futuras”, explicó.
El consejero destacó además los estudios realizados por el Programa de Monitoreo de Recursos Hídricos (PROMMRA) y el Consorcio Centro Tecnológico del Agua Quitai Anko, los cuales confirman la disminución sostenida de lluvias y caudales en las provincias de Limarí y Elqui.
“En algunos casos —como los proyectos de La Tranca y Murallas Viejas— hemos conversado con los regantes sobre la necesidad de volver a analizar los antecedentes. Las capacidades proyectadas hace años pueden no ser las mismas hoy”, sostiene Corral.
PROYECTOS EN REVISIÓN Por su parte, el seremi de Obras Públicas, Javier Sandoval, señala que las iniciativas planificadas están sujetas a revisión técnica ya la disponibilidad real de agua en las cuencas.
Por ejemplo, respecto al embalse La Tranca, detalló que el estudio de diseño básico, iniciado en 2016, enfrentó oposición social, lo que impidió la ejecución de trabajos en terreno. Ante ello, se resolvió el término anticipado del contrato, con autorización del Consejo de Ministros de la Comisión Nacional de Riego (CNR).
Posteriormente, un estudio de 2022 denominado “Revaloración de Impactos en la Operación de los Embalses de Cabecera en las Cuencas de los Ríos Cogotí, Combarbalá y Pama”, concluyó que era necesario generar acuerdos entre las juntas de vigilancia del Cogotí, Huatulame y el Sistema Paloma para evaluar posibles impactos acumulados aguas abajo.
“Actualmente, la Dirección de Obras Hidráulicas mantiene abierta la posibilidad de reactivar su factibilidad, sujeta a consensos institucionales, territoriales y la disponibilidad hídrica de la cuenca”, señaló Sandoval.
En cuanto al embalse Murallas Viejas, el seremi explicó que su estudio de ingeniería de diseño básico finalizó en 2018, mientras que el Estudio de Impacto Ambiental se realizó entre 2016 y 2017. Sin embargo, en 2022 un análisis del Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MIDESO) determinó su inviabilidad económica debido a la drástica reducción en la disponibilidad de agua durante las últimas tres décadas.
“La tendencia decreciente de precipitaciones y caudales en la cuenca refuerza la necesidad de redimensionar el embalse, buscando un tamaño óptimo compatible con los escenarios climáticos futuros”, puntualizó el seremi.
CANELILLO: EL PROYECTO MÁS AVANZADO Sin embargo, el panorama en el Choapa parece algo más auspicioso. El embalse Canelillo, ubicado en esa provincia, ha mostrado avances en comparación con los proyectos del Limarí.
El estudio de factibilidad técnica y económica en marzo de 2017, y en 2021 fue ingresado al Ministerio de Desarrollo Social, recibiendo observaciones que obligaron a reformular su estrategia técnica y económica. “Este año, el DOH presentó la iniciativa para su actualización bajo los lineamientos de la NIP 2025 (Normas, Instrucciones y Procedimientos de Inversión Pública), incorporando escenarios de cambio climático y balances hídricos actualizados”, explicó Sandoval.
El proyecto incluye además una reformulación agroeconómica y social, adaptada a la nueva realidad productiva del valle del Choapa. Actualmente, se encuentra en condición FI (Falta de Información), en proceso de respuesta a las observaciones del MIDESO, con miras a obtener la Recomendación Satisfactoria (RS) durante 2026, paso previo a su adjudicación presupuestaria.
A más de una década de iniciarse las primeras conversaciones sobre estos proyectos, la sensación entre los regantes, sin embargo, es de frustración. Mientras las lluvias siguen siendo escasas y los embalses existentes operan al mínimo, la falta de nuevas obras amenaza la continuidad del riego y, con ello, la estabilidad agrícola de buena parte del Limarí y el Choapa.
“Son proyectos que debemos mantener como parte de la estrategia hídrica regional, pero con estudios actualizados y decisiones concretas”, subraya Corral.
En medio de un escenario donde cada litro de agua cuenta, los regantes esperan que esta vez las promesas no se evaporen con el sol.




