Cada primavera, cuando las brisas cálidas empiezan a dominar la costa bonaerense, se enciende uno de los escenarios más emblemáticos del país: Bahía San Blas, el reconocido Paraíso del Pescador Deportivo. Este delta marino -ubicado en la Isla Jabalí, al sur de la provincia de Buenos Aires- se destaca por un conjunto natural privilegiado: aguas bajas, canales profundos, islas, bancos y extensas zonas protegidas, que lo convierten en un lugar ideal tanto para la navegación como para la pesca variada de mar. La temporada de pesca en San Blas, entendida como el período de mayor firmeza en cantidad, variedad y calidad de capturas, comienza en octubre. En esas primeras semanas aparecen pescadillas, gatuzos, pez elefante, pez palo, palometa, cazón, pejerrey y lenguados. Un combo perfecto para el pescador deportivo que busca actividad constante. Ya hacia mediados de noviembre salen a escena dos íconos: las primeras corvinas rubias y los tiburones, cuya presencia depende directamente de la temperatura del agua. En diciembre, en cambio, el cazón empieza a retirarse, pero se mantiene una pesca muy pareja, con el gran atractivo de las corvinas rubias gigantes del Canal Culebra, cuya mejor temporada se extiende hasta mediados de marzo. Luego de esa fecha la especie comienza a mermar, al igual que los tiburones, permaneciendo el resto de las variedades hasta bien pasada Semana Santa. La clave del éxito: la marea Si algo define a San Blas es que la marea manda. Con cuatro cambios diarios -dos pleamares y dos bajamares cada seis horas-, los pescadores deben planificar con precisión. Se recomienda llegar al pesquero, ya sea de costa o embarcado, entre dos y tres horas antes de la parada de marea, momento en el que suele darse el mejor pique. Embarcado en el Culebra: un clásico que nunca falla Las primeras salidas de esta temporada realizadas por Carranza Pesca y Turismo se concentraron en el siempre rendidor Canal Culebra, un sector histórico que año tras año demuestra su productividad. En sus aguas comenzaron apareciendo los gatuzos y las abundantes pescadillas, muchas veces acardumadas a media agua, lo que permitió alternar la pesca tradicional de fondo con técnicas más deportivas como el uso de fiocos o cucharitas, artificios que esta especie ataca sin dudar. Con la llegada del calor, entre diciembre y abril, el Culebra se transforma en territorio exclusivo de las grandes corvinas rubias. Llegar hasta allí exige una navegación de más de una hora, por lo que contar con embarcaciones seguras, rápidas y bien equipadas marca una diferencia enorme. Corvinas que arquean cañas Dentro de la bahía, la variada se mostró tan rica como generosa. Apenas se fondea, la búsqueda apunta a las corvinas grandes, encarnando langostino fresco bien atado, filet de caballa o anchoíta. El mejor momento, como siempre, coincide con “el agua caminando”: cuando la correntada se afirma y activa el pique. Así aparecieron las verdaderas protagonistas: corvinas rubias cabezonas de hasta 4 kilos, que exigieron a fondo los equipos y también el trabajo coordinado de los marineros a bordo para izarlas con seguridad. Cada captura reafirmó por qué esta especie es la preferida de tantos pescadores deportivos. La jornada culminó con una cosecha notable, variada y abundante, demostrando una vez más que San Blas atraviesa una temporada excepcional. Una vez más, queda claro que vale la pena una escapada. San Blas no sólo sostiene su reputación: la renueva cada temporada. Servicios: Carranza Pesca & Turismo: Tel. 02920-499258 – WhatsApp: Tel.: (02920) 327528. En redes: Facebook. ¿Te apasiona la vida al aire libre, la aventura y la naturaleza? Recibí las mejores notas de Weekend directamente en tu correo. Suscribite gratis al newsletter En esta Nota
San Blas vuelve a demostrar por qué es el gran clásico de la pesca deportiva
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