Cabo San Antonio, aledaño a San Clemente del Tuyú, se transformó en un punto clave para la conservación marina del Atlántico Sur. Investigadores de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia de Buenos Aires y de la Universidad Provincial del Sudoeste confirmaron que esta zona funciona como la única área de cría conocida del tiburón gatopardo (Notorynchus cepedianus), una especie emblemática que habita las costas bonaerenses desde Punta Rasa hasta Bahía San Blas. Liderado por el investigador Andrés Jaureguizar, el trabajo incluye la colocación de dispositivos satelitales en hembras adultas para conocer sus rutas migratorias, profundidad de nado y temperatura del agua. Los científicos denominan a esta zona “el jardín de infantes del mar”, ya que ofrece condiciones ideales para el desarrollo de los ejemplares jóvenes: aguas turbias, descargas fluviales y abundante alimento que brindan refugio y crecimiento. “En 2016 encontramos recién nacidos en muestreos de pesca artesanal, y en 2022 confirmamos que esta área funciona como zona de cría”, explicó Jaureguizar. Aunque el tiburón gatopardo no representa peligro para las personas, enfrenta amenazas por la pesca deportiva y artesanal. Su rol es vital como depredador tope: regula la población de otras especies y mantiene el equilibrio del ecosistema. El proyecto también busca identificar áreas críticas donde conviven especies como el escalandrún, el bacota y el cazón —todas con baja tasa de natalidad— para diseñar planes de manejo y conservación más efectivos. El trabajo cuenta con la colaboración de Fundación Temaikén, Blue Marine y organizaciones de Argentina y Uruguay. La segunda etapa de la investigación se llevará adelante en diciembre, en la Patagonia, junto al Proyecto Patagonia Azul, ampliando el alcance de una cooperación regional que busca proteger a los gigantes silenciosos del Atlántico Sur. La pesca comercial es una de las principales amenazas para los ecosistemas marinos y un importante número de especies que los habitan. En el caso del tiburón gatopardo sabemos que sus principales amenazas son la pesca comercial artesanal no dirigida y la pesca deportiva dirigida no regulada; aunque en ambos casos, falta un monitoreo del impacto sobre la especie. Respecto a la pesca comercial industrial, esta flota tiene muy poca interacción con esta especie costera. La información oficial indica que el impacto de la actividad es bajo y su captura es incidental. Son declaradas al año entre 0,1 y 0,2 toneladas. Respecto a la segunda, en Río Negro y Chubut, a pesar de ser una de las especies de grandes tiburones más buscada y capturada durante la temporada de pesca, aún no existen normativas que regulen la pesca deportiva con sacrificio dirigida de este y otros tiburones costeros. En Buenos Aires, los grandes tiburones (bacota, gatopardo, cazón, escalandrún y martillos) que se pescan con caña y reel deben ser devueltos según el Reglamento de Pesca deportiva de la Provincia (Disposición de la Dirección de Desarrollo Pesquero Nº 217/07). Pero pese a la regulación, se sigue practicando la pesca deportiva con sacrificio de estos grandes tiburones, por lo que resultaría necesario incrementar el control. ¿Te apasiona la vida al aire libre, la aventura y la naturaleza? Recibí las mejores notas de Weekend directamente en tu correo. Suscribite gratis al newsletter Galería de imágenes
San Clemente, único lugar de cría del tiburón gatopardo en la costa
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