El operativo aeronaval de Estados Unidos en el mar Caribe, iniciado el 19 de agosto, llega al tercer mes con dos hitos importantes: el despliegue de los portaaviones más modernos y poderosos del mundo, el USS Gerald Ford, en aguas internacionales, cercanas a Venezuela, y la posibilidad de negociaciones entre la Casa Blanca y Miraflores, revelada por el propio presidente, Donald Trump. ¿En qué punto están las tensiones militares entre ambos países y hacia dónde van? ¿Cual es el verdadero objetivo de Washington? ¿Cuánto más puede extenderse este estado de alerta permanente? Son interrogantes cuyas respuestas aún no parecen claras. El chavismo sigue alimentando su narrativa de valentía y resistencia frente a las amenazas externas y los adversarios, el cambio político inminente y cada vez más cercano. Trump por su parte, no suelta prenda, aunque ha pasado del “ya veremos qué pasa con Venezuela” al “tenemos que encargarnos de Venezuela”, para atizar la incertidumbre.“En estos tres meses hay hitos de carácter militar como la llegada del Gerald Ford, antes, la creación de la fuerza de tareas antidrogas y antes de eso la rehabilitación de la base de EEUU en Puerto Rico. Son eventos inéditos en la historia moderna del Caribe y sobre todo en la historia de las relaciones exteriores de Venezuela en particular. No se había visto la presencia de una flota de estas dimensiones frente a costas venezolanas desde el bloqueo de las potencias europeas en 1902-1903 Todo el proceso ya de por sí es bastante llamativo”, es el primer balance de tres meses de despliegue que hace el politólogo e internacionalista, Victor Mijares, en declaraciones a Efecto Cocuyo. el Caribe, junto a su “grupo de ataque” (aeronaves y otros buques que lo proveen y protegen) desde que se reportara su proximidad hace más de una semana. Es la más reciente y quizás más significativa muestra del poderío norteamericano desde que se iniciara el despliegue. Una tripulación reducida por la alta tecnología con la que cuenta, una catapulta de lanzamiento electromagnético que implica más vuelos por día y por lo tanto más misiones, cuatro escuadrones F-18; un escuadrón de Growlers, que es la variante de guerra electrónica de los F-18, más medios de lucha antisubmarina y de alerta temprana, se cuentan entre las “bondades” del buque de guerra, descritas por expertos en seguridad y defensa como Andrei Serbin Pont. Analistas y militares retirados coinciden en que su presencia aumenta las probabilidades de un ataque estadounidense contra objetivos del narcotráfico en territorio venezolano, pero que por ahora, busca un efecto disuasivo en la administración de Nicolás Maduro para empujarlo a negociar su salida del poder. Y es que el combate al flujo de drogas desde América Latina a EEUU, se sigue mezclando, actualmente con más fuerza, con las intenciones no oficializadas de provocar un cambio de régimen político en Venezuela. De hecho ya es una denuncia abierta y reiterada por parte de altos voces del chavismo como el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez y el ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello. Trump afirmó que EEUU debe «encargarse» de VenezuelaDespliegue “excesivo” Para Mijares, profesor de Ciencia Política y Estudios Globales en la Universidad de los Andes (Uniandes), a estas alturas no queda duda de que la presencia de semejante flota de la Armada norteamericana en aguas internacionales es “excesiva” si el propósito es solo la lucha contra el narcotráfico que opera en sudamérica. “Aunque los discursos son importantes y suelen filtrar parte de la verdad y de las razones políticas de los líderes, las acciones aquí en concreto nos indican que es demasiado despliegue militar para el control del narcotráfico. Lo que dice no el discurso sino las acciones es que hay un dispositivo militar lo suficientemente grande como para crear condiciones de una negociación desventajosa para el régimen de Venezuela”, sostuvo. Advirtió que no se tiene a la mano información más concreta sobre los objetivos reales de la Casa Blanca, pero si percibe que el factor sorpresa, cambios en la toma de decisiones y cálculos políticos internos han marcado estos tres meses de operativo. “Nos quedamos con esa imagen de una fuerza lo suficientemente grande como para tratar de generar algún tipo de cambio político en Venezuela y en la región en general. Esto va más allá de Venezuela y tiene que ver con el intento de generar una nueva arquitectura de seguridad y cambios geopolíticos importantes en las Américas, con EEUU, retomando su posición como líder y reforzando este concepto de las esferas de influencia”, sostuvo. Otro hecho importante en el último mes, previo a la llegada del portaaviones, fue que Colombia, de la mano del presidente Gustavo Petro, entró de lleno en la escena del despliegue militar en el Caribe. El 19 de octubre, Trump tildó al mandatario neogranadino de “narcotraficante” pero no se quedó allí, el operativo antidrogas se amplió al Pacífico. Más de 20 lanchas destruidas y 83 muertes El secretario de Guerra de EEUU, Pete Hegseth, anunció voladuras consecutivas (21 y 22 de octubre) de las dos primeras embarcaciones en aguas del Pacífico, cerca de las costas colombianas, con la muerte de sus tripulantes, designadas de transportar drogas. Trump además decidió suspender (24 de octubre) todos los pagos y subsidios a Colombia y el Departamento del Tesoro completo con sanciones a Petro y su entorno familiar. El Jefe de Estado colombiano se ha opuesto abiertamente al operativo aeronaval de EEUU al considerar que es violatorio de la soberanía de los países y del derecho internacional, puesto que los ocupantes de las lanchas fueron “ejecutados” sin derecho al debido proceso. A la fecha, de acuerdo con medios internacionales, totalizan 22 embarcaciones destruidas y 83 tripulantes muertos entre el Caribe y el Pacífico. Para este tipo de ataques, afirman los expertos, no se necesitan al poderoso portaaviones. La respuesta de Miraflores a la anunciada presencia del Gerald Ford fue (11 de noviembre) la implementación de una «fase superior» del Plan Independencia 200 que involucra desplegar armados militares, policiales y civiles en zonas estratégicas del país. Asimismo, la sanción en la Asamblea Nacional (AN), dominada por el chavismo, de la Ley de los Comandos para la Defensa Integral de la Nación, que regula a las figuras que incorporan el Plan Independencia y que “sella” la pretendida fusión cívico militar y policial para la defensa del país. Para el politólogo e investigador de temas militares, Ricardo Sucre Heredia, Maduro quiere mostrar a EEUU un “ejército descentralizado” (en cada rincón del país) que le dará la pelea y resistirá ante una eventual invasión. ¿En qué punto está el conflicto? A partir de la llegada del colosal buque de guerra al Caribe, las decisiones emanadas de Washington parecieron precipitarse. La noche del jueves 13 de noviembre, el secretario de Guerra de EEUU anunció la «Operación Lanza del Sur», asegurando que Trump “ordenó acción” para “eliminar a los narcoterroristas del hemisferio”. Tres días después, en su habitual tónica ambigua, Trump reveló que la administración de Maduro, a la que se refirió como “ellos” quería hablar. Remato el lunes 17 de noviembre, declarando a la prensa que no descarta ningún escenario con respecto a Venezuela, de la que aseguró, el gobierno de los EEUU se “encargará” ante las acciones de Miraflores. Por si fuera poco, el Departamento de Estado informó sobre la designación, a partir del 24 de noviembre, del llamado Cartel de los Soles -que asegura dirige Miraflores- como “Organización Terrorista Extranjera”, lo que eleva el alcance internacional de las acciones contra dicha estructura relacionada con el narcotráfico. La sumatoria de declaraciones también hizo que las expectativas de una acción inminente hacia Venezuela subieran como la espuma.“Está en un momento muy interesante (el conflicto) porque lo que estamos viendo es esta posibilidad de apertura de un diálogo que siempre ha sido una herramienta muy importante para el régimen venezolano. Desde los tiempos de Chávez se ha usado el diálogo para ganar tiempo, de apaciguar rivales, crear condiciones favorables para la continuidad en el poder, pero en este momento el chavismo corre un riesgo muy importante”, advirtió Mijares. Analista político destaca que por primera vez, Maduro va a un diálogo con desventajaA su juicio, lo que cambia en el contexto actual es que el diálogo que ahora promueve Maduro, según Trump, parece estar generando “incomodidades” por parte de la coalición que rodea al gobernante venezolano que no es solo política sino militar, además de otros factores, afirmó, relacionados incluso con actividades ilícitas. “Pudiera haber desconfianza en cuanto a creer que Maduro está negociando unilateralmente o en secreto. El ha intentado mantener la idea de que lo que se está planteando como un diálogo se deriva de las cartas que envió a EEUU, sobre todo la de septiembre de este año. En todo caso, la posibilidad de un diálogo se hará con la presencia de la flota de EEUU en el Caribe lo que hace que sea un diálogo con el revólver sobre la mesa, es desventajoso para el chavismo, algo que no había experimentado en el pasado, al menos con tal asimetría del poder”, afirmó Mijares. Maduro respondió este 18 de noviembre que hablara “cara a cara” con quien quiera conversar con su gobierno “sin ningún problema”. ¿Hacia dónde apuntan los escenarios? El medio estadounidense The New York Times paso de reseñar que Maduro habría ofrecido a EEUU petróleo y otros recursos energéticos para desescalar tensiones (10 de octubre) a público (19 de noviembre) que la Casa Blanca rechazó una oferta del líder chavista para abandonar el poder en dos o tres años, como parte de un proceso de transición. Mientras tanto, el chavismo, en voz de su número dos, Diosdado Cabello, llamó a la máxima organización y “nervios de acero”, frente a las amenazas externas. Junto a Maduro llamó a una vigilia y marcha permanente con banderas venezolanas en estados orientales como Sucre, cercano a Trinidad y Tobago, país que ha permitido ejercicios militares de EEUU en su territorio. Para Mijares no es posible trazar escenarios certeros sobre en qué derivará la escalada militar de EEUU, pero coinciden con estimaciones sobre la extensión del despliegue más allá de 2025. “Podría extenderse al menos hasta el 31 de marzo de 2026, no se si más, porque es la fecha que hasta el momento se conoce de exclusión de actividades aéreas civiles sobre una parte de la isla de Puerto Rico, es decir, se está tratando de mantener un corredor aéreo importante para cualquier tipo de operación”, apuntó. Indicó que el desarrollo y desenlace del despliegue militar dependerá de la estrategia, con la participación de distintos actores que están calculando y recalculando constantemente sus decisiones, lo que reiteran, no permite tener una idea clara del resultado final de la operación que lleva un trimestre del año 2025. En el último mes, aliados históricos del chavismo como Brasil y México también se han ofrecido a mediar entre la Casa Blanca y Miraflores para desescalar el conflicto, lo que genera desconfianza en el liderazgo opositor venezolano encarnado por María Corina Machado, quien no para de afirmar que el cambio político en Venezuela es inminente. Europa no se alinea con Maduro pero sí ha dejado clara su posición en rechazo a los ataques letales contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico por violar el derecho internacional. Rusia y China, más cautos, “esperan” que EEUU no ejecute acciones en territorio venezolano.
Tres meses del despliegue militar de EEUU: suben expectativas de negociaciones pero también de ataques en el terreno
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