Un tribunal de Buenos Aires escuchó este jueves testimonios sobre un supuesto “sistema de cobro” de sobornos que operó durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner entre 2003 y 2015. En la tercera audiencia del juicio por los cuadernos de corrupción de los ‘Cuadernos’, testificó Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, entonces funcionario número dos del Ministerio de Planificación Federal. Centeno se encuentra en el centro de lo que los fiscales describen como el caso de corrupción más grande de la historia de Argentina. Entre los principales imputados se encuentran Fernández de Kirchner, varios ex funcionarios de su gobierno y un grupo de dirigentes empresariales. Se enfrentan a cargos de asociación delictuosa, cohecho pasivo y recepción de pagos ilícitos. En total, el caso involucra a 86 acusados y cientos de testigos. Fernández de Kirchner, de 72 años, está acusado de liderar una asociación criminal y recibir millones de dólares en más de 200 presuntos pagos de líderes empresariales a cambio de un trato de favor en contratos de obras públicas. La audiencia del jueves revisó las declaraciones de los acusados que cooperaron, entre ellos Centeno, el chofer que supuestamente registró sus viajes en una serie de ocho cuadernos. El conductor dijo a los investigadores que tenía la costumbre de anotar todo (fechas, horas, rutas, puntos de entrega y los nombres de los altos funcionarios involucrados) y que estos registros formaban la base del caso que ahora se encuentra ante el tribunal. Según su testimonio, las administraciones de Kirchner operaron un “sistema de recaudación” estructurado en el que transportaba a funcionarios que llevaban bolsas con dinero en efectivo a la residencia presidencial y otros lugares. Centeno añadió nuevos detalles sobre la supuesta rutina: alegando que Baratta a menudo le decía: “Ya sabes qué hacer”, es decir, que debía hacerse a un lado mientras se retiraban las bolsas del vehículo. El acusado convertido en denunciante también dijo que Daniel Muñoz, el fallecido secretario privado de Néstor Kirchner, aparecía con frecuencia para recoger las bolsas en la residencia presidencial de la Quinta de Olivos y que a veces veía al expresidente caminando cerca durante las entregas. Centeno afirmó que durante la presidencia de Fernández de Kirchner él y Baratta continuaron transportando bolsas de dinero, y que en varias ocasiones vio al entonces jefe de Estado. Los viajes a Olivos, dijo, normalmente requerían la aprobación previa de una de sus secretarias. “Estando Cristina ya presidenta, los recaudos se hacían una vez por semana”, dijo en su declaración inicial de 2018, dada cuando surgieron las acusaciones por primera vez. “Con Néstor Kirchner vivo íbamos más seguido, a veces por trabajo pero muchas otras a entregar las bolsas de dinero, hasta tres veces por semana”. Centeno también testificó que tras la muerte de Néstor en 2010 “los destinos cambiaron”: los viajes supuestamente dejaron de ir al predio de Uruguay 1306 [in Buenos Aires City] y en su lugar comenzaron a ser enviados a la casa de Baratta. Dijo que las colecciones pasaron de varias veces por semana a un horario semanal, y que dejó brevemente de escribir los cuadernos antes de reanudarlos más tarde. Testimonio adicional provino de José López, ex secretario de Obras Públicas de ambos presidentes Kirchner, quien actualmente se encuentra encarcelado por el caso de corrupción ‘Vialidad’. López dijo ante el tribunal que Fernández de Kirchner “sabía todo” sobre el supuesto esquema de cobro. Describió lo que llamó una entrega importante a su departamento en Recoleta en 2007, diciendo que una maleta que contenía alrededor de ocho millones de dólares en fondos de contratos de obras viales fue llevada a la entrada principal y que habló varias veces ese día con Muñoz. López también dijo que el plan se detuvo después de la muerte de Néstor Kirchner pero se reinició en 2011, alegando que el ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido le ordenó reanudar la operación y coordinar con Baratta. El juicio, celebrado virtualmente, comenzó el 6 de noviembre y se espera que continúe hasta 2026 o más tarde. Está prevista una audiencia semanal, aunque el Poder Judicial ha ordenado aumentar el ritmo a dos sesiones por semana. Antes de escuchar los testimonios, el tribunal federal continuó su lectura preliminar de la orden de 2019 para proceder a juicio, que tiene más de 600 páginas. Fernández de Kirchner enfrenta una pena máxima de hasta diez años de prisión. De ser declarada culpable, podría, debido a su edad, solicitar arresto domiciliario, medida de la que ya disfruta en un caso separado de corrupción. En ese caso –conocido como ‘Vialidad’- fue condenada a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. A principios de esta semana, los tribunales ordenaron la incautación de 500 millones de dólares en bienes pertenecientes a Fernández de Kirchner, su familia y sus coacusados como compensación por presuntos daños al Estado. El expresidente insiste en que el proceso constituye un “espectáculo judicial” y un “circo”, y afirma que los cuadernos de Centeno son “falsos”. – Noticias relacionadas con TIMES/AFP/NA
Tribunal revisa testimonio sobre sobornos de conductores en juicio por corrupción en Cuadernos
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