Al menos un hombre murió en una manifestación en la capital de Perú el miércoles, dijo el presidente José Jeri, mientras continúan las furiosas protestas contra la élite política del país.
Las manifestaciones encabezadas por jóvenes han llevado a miles de peruanos a las calles de Lima y varias otras ciudades, expresando su frustración por el fracaso de las autoridades para resolver una crisis criminal que empeora.
La Defensoría del Pueblo de Perú actualizó su recuento de heridos a 102 personas, incluidos 78 policías y 24 civiles.
Al anochecer, algunos manifestantes intentaron romper la barrera de seguridad que rodea el Congreso, afirmó un corresponsal de la AFP. Otros entre la multitud también arrojaron piedras y encendieron fuegos artificiales. La policía antidisturbios respondió con gases lacrimógenos.
“Lamento el fallecimiento del ciudadano Eduardo Ruiz Sanz, de 32 años”, comentó Jeri en la red social X, sin dar detalles sobre las circunstancias.
Imágenes de la AFP mostraron el rostro de un policía cubierto de sangre tras ser alcanzado por una piedra.
Jeri también dijo que la “manifestación pacífica” fue infiltrada por criminales que buscaban “causar el caos”.
Perú ha sido sacudido por protestas durante semanas, y los legisladores votaron el viernes para destituir a la entonces presidenta Dina Boluarte, a quien los críticos culparon de un aumento de la delincuencia y acusaron de corrupción.
“Creo que hay un descontento general porque no se ha hecho nada”, dijo Amanda Meza, de 49 años, mientras marchaba hacia el Congreso.
“No hay seguridad por parte del Estado”, continuó, añadiendo que los casos de extorsión y sicariato “han crecido enormemente en Perú”.
Jeri, un político de derecha que había sido líder del Congreso, asumió el cargo de presidente interino hasta las elecciones de abril.
Las protestas del miércoles fueron organizadas por grupos liderados por jóvenes, artistas y sindicatos.
Organizaciones feministas también participaron en las manifestaciones contra el nuevo presidente por acusaciones de agresión sexual. El año pasado se presentó una denuncia contra Jeri, pero los fiscales desestimaron el caso en agosto por falta de pruebas.
La destitución de Boluarte la semana pasada se produjo después de protestas de compañías de autobuses, estudiantes y comerciantes contra bandas criminales y ataques a quienes se niegan a pagar dinero por protección.
La extorsión y el sicariato se han convertido en parte de la vida cotidiana en todo el Perú. Pandillas como Los Pulpos y el Tren de Aragua de Venezuela, que opera en toda América Latina, retienen a personas de todos los sectores sociales para pedir rescate.
Jeri se ha comprometido a “declarar la guerra” al crimen organizado en un esfuerzo por reducir la presión de las protestas.
– TIEMPOS/AFP
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